Diario de León
Avda. de Roma, número 3-5. OVIDIO PRIETO, 2022

Avda. de Roma, número 3-5. OVIDIO PRIETO, 2022

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Febrero de 1948. Prudencio Sánchez Barrenechea y Felipe Moreno Medrano proyectan en León, este edificio para Francisco Díez Rodríguez, conocido como «Casa del Pacho», en un solar achaflanado de la Avda. de Roma c/v a San Agustín, cuyas obras dirigieron con Eduardo Magdalena como aparejador. Levantaron una estructura de hormigón en doble crujía sobre un sótano para carboneras, caldera de calefacción y almacenes.

La planta baja para locales comerciales y dos portales con portería, escalera y ascensor principal segregados de la escalera y el montacargas de servicio accesibles por el sótano. Encajaron 18 pisos «de la mejor categoría» en cinco plantas más un ático parcialmente retranqueado y dos sobreáticos: uno sobre el chaflán, y otro interior con las viviendas de los porteros.

Dispusieron los alzados con la típica ordenación tripartita. Basamento de dos plantas revestidas con «tableros de piedra artificial», dotado de portadas clasicistas con bellas hojas de hierro y latón.

En el bloque principal paños de ladrillo sobre balaustradas a las que abren vanos verticales recercados con guardapolvos bajo huecos cuadrados, también enmarcados. Arriba ventanas entre parejas de pilastras estucadas. Junto al ladrillo, cuerpos cerrados en voladizo sobre consolas forrados con las mismas fajas de «piedra» e idénticas ventanas cuadradas entre impostas hasta el ático. Y en el chaflán más balaustres y lienzos de ladrillo abrazando otro frente «pétreo» rematado por el mismo friso de ventanas entre pilastras, bajo cornisas y balconadas metálicas dibujando los retranqueos…

A finales de los 40, Barrenechea y Moreno, siempre atentos a las tendencias estilísticas madrileñas, mantenían criterios tradicionales en la distribución de las viviendas, mientras reflexionaban sobre esa arquitectura historicista propiciada por el Régimen… Su probada formación académica les permitía concebir edificios monumentales con elegantes fachadas de ladrillo y «piedra», de impecable factura y exquisito lenguaje clasicista, perfectamente compuestas e integradas en el entorno… Setenta años después, y a pesar de los repintes, el inmueble sigue realzando nuestro paisaje urbano.

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