Diario de León

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En medio de la manifestación del 8-M en Madrid rugía un regimiento de tamboras dándole caña al mamporro como nunca antes se vio en desfile protestador. Un verdadero pilón de ellas iba ahí en perfecta formación castrense con sus batucadoras sacudiendo el parche a golpe de samba enloquecida o bombo guerrero... y alzando sahumerios. No sé si también hubo aquí estos tambores, pero los imagino (digo que no lo sé por no haber ido, pues «Ande no te llaman, ¿qué coños te quedrán?»). Hoy se ven en todo lugar y son la voz tonante de toda manifestación izquierdil que procesiona o desfila (no sé cual de los dos verbos me espanta más); y así sonó también ese trueno días atrás rompiendo el aire de París con todiós en sus calles protestando porque Macron quiere jubilarles a los 64. Tambores de batucada también allí. Su voz sacude. Moda ya de toda mani alternativa; y se quedará. Además, tener banda de tambores es un sine qua non de todo batallón y cofradía, vieja manía... y no hay tu tía.

Con tambores abrían de antiguo el paso los ejércitos de a pie yendo a guerras como amedrentando al enemigo con su ruidosa euforia vencedora. Con tambores se llevó al reo al cadalso redoblando a la hora de ejecutarle o se sigue empujando al Cristo para morir en los gólgotas cofrades. Y con tambor se manda marcar el paso, pues en realidad sólo es eso, la voz del que dicta y su ritmo a seguir. Tambor de pellejo tieso, ¡cuánto aturdes, enervas y provocas!...

Por eso admira que la izquierda más izquierdosa y colorista (y en este caso, mujer y feminista además) adopte el tambor y la tamborrada machirula como lo hace el militronchi peleón o el papón comesantos, sus polos opuestos (los supongo opuestos, aunque a lo peor, no tanto); ¿virilidad imitada?, ¿espejo o envidia?... Una banda de flautas o una agrupación de mandolinas napolitanas sería más original, poético y alternativo. Y una matraquita de castañuelas, incluso más racial y festivo, ruido menor, cosa nuestra que convoca y alegra más que atemoriza, que es lo que busca el tambor del mamporrazo y tentetieso.

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