Diario de León

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Si como dice el tango veinte años no es nada, concluiremos que cuarenta son el doble, nada de nada, anteayer en este caso, porque esos son los años que cumple el viaducto sobre el embalse del Luna que proyectó el ingeniero Javier Monterola bautizándolo Fernández Casado en honor a su maestro y después socio, puente que estableció algún tiempo un récord mundial que le llevó a figurar incluso en la Enciclopedia China por ser el atirantado de mayor luz o vano, algo a lo que se obligó el proyectista para no meter en el agua las patas de sus dos enormes pilastras. Un alarde, pues.

Pero siempre que cruzo ese puente me viene a mientes el que fue obispo de León en breve paso, Fernando Sebastián Aguilar, por quedárseme grabado uno de los gazapos más divertidos de los que colecciona este Diario. Era junio de 1983, semanas antes de inaugurarse este pedazo puente que tiene pinta de colgante... y no poco de fotogénico.

Fue un sábado cuando, rematada ya la obra, se procedió a efectuar la prueba de resistencia y tensión del viaducto estacionando sobre su largo tablero ochenta camiones cargados de tierra. Al día siguiente esa fotografía mandaba en la portada del periódico confirmando el éxito del test. Y justo al lado se encajó otra noticia no menos sonada: Dimite el obispo de León... y justo debajo, una bruja hizo saltar el subtítulo que debió ir bajo el puente, yendo a dar al titular del prelado: Resistió un peso superior a las 2.000 toneladas. ¿Cómo no iban a ser lógicas las razones de peso que obligaron a monseñor Sebastián a dimitir?, y sabiendo la ciudad la pesada realidad que supuso para algunos de los últimos prelados leoneses la reticencia cazurrona de su curia episcopal y cabildo, lo que me llevó un día a preguntarle en un afable y llano aparte al obispo Villaplana (tenía anunciada su marcha) qué opinión se llevaba de los leoneses. Su respuesta arrojó una incontestable luz sobre lo que somos: «¿Los leoneses?, me dijo, los leoneses mordéis con la boca cerrada». Y como quedé mudo, me brindó una sonrisa de compasión.

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