Editorial | La cicatriz que dejan las canteras

Esta semana se generaba una importante polémica por lo ocurrido con la minería del carbón, y esa herencia envenenada que ha dejado en forma de cielos abiertos o escombreras. Ahora toca pagar el daño con dinero público, a pesar de los beneficios millonarios que facilitaron a sus empresarios. El caso de Victorino Alonso, que ahora cobra por reparar lo que dañó, es un buen ejemplo de esa sensación de impunidad que existe con relación a las diferentes explotaciones. La última polémica llega desde la Cabrera. Allí sufren problemas en sus comunicaciones como consecuencia de los perjuicios que han dejado en el valle empresas pizarreras. Parece claro que el sistema falla y que los avales no sirven para garantizar que hay un equilibrio en las extracciones de materiales.