Diario de León

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Ahora que le están acicalando la facha a esa escultura del Burgo Nuevo que el vulgo bautizó no sin alguna razón y con su ingenio  La Familia Tetrabrik , he de pedir perdón por el trozo de culpa que pueda caberme en que esté ahí plantado lo que no pocas miradas consideran adefesio chatarroso, espanto oxidado y caricatura nada honrosa de la familia leonesa que ahí se pretendió representar en chapa forroñosa y de rígida geometría que de lejos y en feo evoca al hombre de hojalata de un Mago de la Coz.

Manuel Díez Rollán, su autor, logró encalomar al untamiento esa fechoría que desdice de su reconocida talla artística (quizá algo errática, pero cierta; no en vano Fassbinder le encargó un decorado teatral para una obra suya en los 70). Y la encalomó por columpiarse también en la modelna fiebre de esculturitis concejil que ya entonces (1992) infectaba toda ciudad provinciana con pretensiones, como este León que copiaba envidioso al Oviedo regentón que a su vez plagiaba a la adelantada Vitoria en esto de llenar de telares broncíneos y ocurrentes toda plaza o rinconada. La verdad es que Rollán ya tenía apalabrado con Morano -burgomaestre entonces de la capital de los cazurros- instalar alguna escultura que él haría al efecto, esta que aquí sigue treinta años después (qué veloz el tiempo). Pero para reírse era necesario un alegato que convenciera al pleno y técnicos municipales que deliberarían su idoneidad; y ahí fue donde el bueno de Rollán me asaltó y rogó que le escribiera la explicación y justielogio de su parto ferruginoso. Joder, Manolo, si no eres capaz de explicarlo tú, que lo has concebido sabiendo lo que querrías decir ahí, qué coños puedo contar yo. Insistió. Y parí para que lo adjuntara un largo folio con retóricas abstrusas de las que, si no convencen, confunden. El día de autos me vino alborozado agradeciéndome infinito lo contundente y convincente que resultó para que le adjudicasen el estaribel. Todo sea por la amistad; se la mantuve hasta que el alzheimer le devoró el entendimiento. Y hoy volveríamos a reírnos con aquello.

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