La soledad mata

Dos noticias en el mismo día hablaban de un drama antiguo. Leído en La Vanguardia : « La Generalitat comprará mil robots para ancianos que viven solos ». Contado en El País : « Visitar a tu abuela una vez al mes puede aumentar su esperanza de vida ».

Mil robots. Mil muñecos para la vejez como muñecas tuvieron en su niñez cerrando así el círculo de la vida es cuento y los cuentos vida son. Mil excusas para dejarles en pisito-cuneta donde sólo hablan con las paredes, como los locos. Mil hijos de plástico parpadeando lucecitas y hablando en fingido. Mil excusas para no estar con ellos.

Sin duda esos robots tendrán virtudes que justifican el millonario gasto como asistentes en tareas tal que recordarles la toma de medicamentos, localizar objetos, controlar la salud, revisar agendas y visitas, incluso dar conversación simple como ya lo hacen algunos aparatos: Alexa, ¿lloverá hoy?... Bueno, al menos se entretendrán un tiempo largo en averiguarles el mecanismo y el organismo. ¿Y podrán discutir con ellos o cascarrabiar?... eso alivia también un rato largo a esas edades.

Alguien dirá que por qué aumentar la esperanza de vida de la abuela si en el mejor de los casos sólo recibirá una visita al mes. El resto de días seguirá muda en una agria, triste y cruel soledad que carcome el sentir y el vivir. ¿Qué fue del papel del viejo en la familia, el tener a quien te cuide, el saberse algo más que un trasto de desván?... Imagina a esa abuela. Su Donato murió hace ocho años. Vive sola, pues. Casi un millón de mayores de 80 años viven solos en España. Y lo peor no es dormir solo y confirmarlo tres veces cada noche porque tres veces hay que levantarse a mear. Lo peor es comer solo. Sola. Rutina insípida. Cuando se cocina para otros hay más esmero; para uno da igual, bah. Sólo cucharadas de soledad saldrán del plato. Pobre abuela. Pero también es cierto que en muuuchos casos viven solas o muy solos porque no les aguanta ni Dios o ellos no aguantan ni a Cristo. Todo hay que decirlo. La soberbia anciana es la peor.