Editorial | El auge natural pide más atención

El rápido crecimiento del turismo de naturaleza reclama un debate claro sobre sus repercusiones y la toma de decisiones para evitar que acabe muriendo de éxito. El riesgo más evidente es esa posibilidad cierta de que el desembarco masivo de personas genere daños en parajes que en muchas ocasiones son de una especial sensibilidad o que se acabe perjudicando a la fauna, y concretamente a las especies más sensibles, repitiendo escenas como la persecución literal de osos por los montes para conseguir fotografías. La Junta da un paso al frente y ultima una regulación de ese turismo de naturaleza, que solo en la provincia de León provoca la llegada de 100.000 personas cada año. Sin duda será un tema complicado y precisará un cierto tiempo de maduración y de reflexión. Pero este primer avance debe entenderse en positivo, para conseguir una integración del ser humano más adecuada en esos entornos naturales.