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L levamos muchos años viendo que solo hay dos razones para entrar en política: enriquecer tu cuenta bancaria o enriquecer tu egolatría. No se ve otra cosa en la política española. Los que están en primera fila de la política eligen el narcisismo, la vanidad y el egotismo. Los que están detrás eligen el dinero. Imagino que llevamos cuarenta años así, o quizá cuatrocientos años. No hay manera de que aparezca una especie de político nuevo cuya ambición sea la transformación profunda de España, la creación de riqueza y la modernidad política. Fuera de nuestras fronteras están igual. Les pasa lo mismo. Solo que son más ricos que nosotros. Francia, Estados Unidos, Alemania son mucho más ricos que nosotros y se pueden permitir el lujo de perder el tiempo en vanidad y en neurosis de notoriedad, pero nosotros no podemos perder el tiempo.

Nadie a día de hoy se mete en política por una vocación de servicio a la ciudadanía. Se meten en política porque tienen talento para ser líderes, para hablar en público, para convencer, pero no por la gran ambición que debería de tener un político: cambiar su país, convertirlo en un país más rico y más próspero. Los dos líderes políticos españoles que representan a la inmensa mayoría, es decir, Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo no se hablan. Más bien se odian. Sin embargo, los dos, cuando hablan en público, dicen lo mismo, dicen que quieren lo mejor para España. Entonces, ¿por qué no hablan entre ellos? Pues porque es, esencialmente, mentira: no quieren una España mejor. Quieren triunfar. Quieren un Falcon.

Los contenidos ideológicos de la constante confrontación política entre la derecha moderada y la socialdemocracia no existen, son falsos. Puede haber diferencias en cuanto a derechos civiles, pero no en cuanto a políticas económicas. Entre un conservador moderado del Partido Popular y un socialdemócrata del PSOE las diferencias ideológicas son escasas, porque vivimos en un mundo globalizado y porque el estado del bienestar tiene consenso planetario.

La gente querría ver acuerdos entre esas dos fuerzas políticas mayoritarias. Porque en esos acuerdos se dirime el interés general. Lo real, lo sólido es la creación de empleo de calidad, el incremento de la renta per cápita, el incremento del PIB, la inversión en ciencia y en tecnología y la transformación económica de España.

Pero de esto no hablan. Cada tres meses sale un escándalo político, o de corrupción, o de lo que sea, y eso es todo: ego y comisiones.

Los que están en primera fila de la política eligen el narcisismo; los que están detrás, el dinero