Diario de León

TRIBUNA

JOSÉ MARÍA PRIETO SERRA ESCRITOR

La narcolancha

Creado:

Actualizado:

A los políticos que tenemos, incluido, como no, el presidente mentiroso, se les va la fuerza por la boca, siempre que tienen que hacer algún tipo de declaración. Basta que escuchen una ligera crítica a su trabajo, para que nieguen y renieguen su responsabilidad hasta límites extremos. No soy culpable y no dimito.

Concretamente el caso del ministro Marlaska, puede provocar hasta la risa, si no fuera por lo grave del asunto del asesinato de dos guardias civiles en Barbate, al haber sido embestidos por una narcolancha a su pequeña fuera a borda, que da hasta vergüenza decirlo. ¿Pero cómo se puede tratar de impedir lo que sea y hacerlo desde un flotador a una narcolancha, último modelo del mercado?

La clave es que el ciudadano y ministro Marlaska se siente apoyado por el presidente mentiroso y se suelta a hablar. Y ahí nos volvemos locos defendiendo el buen hacer del trabajo desarrollado por la Guardia Civil. Por cierto, no siempre se le entiende lo que dice este ministro. Dicen que era un buen juez, pero desde luego es un malísimo ministro. Demostrado con creces.

Cualquier persona que tuviera que escuchar unas declaraciones como las que ha hecho la madre de uno de los guardias civiles asesinados, con relación a las condiciones de trabajo de su hijo, estaría avergonzada y tomaría decisiones. En el caso del ministro Marlaska que escuchó perfectamente las palabras de esa madre, pues no tuvo reacción alguna. Mejor dicho, tuvo una reacción; decir que no se planteaba dimitir.

Pero de solucionar las increíbles malas condiciones de trabajo de los agentes de la Guardia Civil, en el estrecho de Gibraltar, de eso, a callar. Era demasiado querer demostrar, como tantas veces se ha hecho, en casos similares, que con el flotador que se les enviaba a luchar contra el narco, era suficiente.

No tenemos arreglo, nuestros políticos exhiben su mediocridad cuando toman decisiones. Por supuesto ellos siempre tienen razón sí o sí y eso les permite hacer declaraciones que da vergüenza escuchar. Pero quien muere pretendiendo defender la Justicia española, en este caso, tratando de castigar a los narcos, son los guardias civiles que están continuamente pidiendo más medios para conseguir esa victoria perseguida durante años. Bien es cierto que el propio ministro Marlaska dio la orden hace un par de años de suprimir una unidad de élite que estaba, hasta entonces consiguiendo éxitos notables en su lucha contra los narcotraficantes. Pero como la orden la dio Marlaska, pues aquí paz y después gloria.

Y así, señores, no vamos a ningún sitio. Las lanchas españolas averiadas, (me recuerda mucha a cuando se produce un incendio en alguna discoteca y las salidas de emergencia están bloqueadas), además insuficientes, somos la entrada de Europa de la droga que el continente paga y consume y nuestros medios para combatir todo eso son manifiestamente insuficientes. Pero el sr, Marlasca tiene la razón y por eso no hay motivo para dimitir. El sr, Marlaska no dimite y el presidente mentiroso no visita el ligar de los hechos. Ambos prefieren asistir a los premios Goya del cine español. Así vamos.

Se ha vivido una vez más un desgraciado episodio, con el tremendo resultado de dos asesinatos en las personas de dos guardias civiles. ¿Cómo se debe llamar a todo esto?

¿De verdad los responsables, deben permanecer en sus puestos como si nada hubiera ocurrido? Algo se esta haciendo mal y los responsables no están pagando por ello. Y sucesos como este ocurren en España demasiado a menudo. Alguien tiene que dar la cara y todos sabemos quién. Otro tema es que lo haga.

Pero la gente está cansada de que siempre hay alguien que da una explicación a algo que ha ocurrido y que quien tiene menos culpa es quien suele pagar el pato.

Una desgracia que este episodio haya sido protagonizado por una narcolancha, cuyo trabajo es introducir droga en España y, de vez en cuando se la frena a ese tipo de lancha. En esta ocasión no pudo ser y dos compatriotas han dado su vida queriendo que no se produjera ese contrabando.

Y encima, Marlaska quería imponer una cruz de mérito en el ataúd del guardia civil asesinado. Muy bien que la viuda impidiera esa imposición de medalla.

Como dijo la madre de ese guardia civil asesinado: que nunca más vuelva a ocurrir.

Pero de solucionar las increíbles malas condiciones de trabajo de los agentes de la Guardia Civil, en el estrecho de Gibraltar, de eso, a callar
tracking