Diario de León

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La reclamación de la Facultad de Medicina remite en León a un historial de fracasos del que no aprendemos. Pero después de aprobar en la convocatoria de gracia el desagravio de conceder el primer honoris causa a una mujer en 45 años de historia, en los que dio tiempo para que se acumularan 56 hombres con la beca al hombro, el rector de la Universidad de León deja para la prórroga de su mandato la última intentona. La asignatura le quedará pendiente a Juan Francisco García Marín, pese a su cita con la consejera de Educación, Rocío Lucas, el próximo día 15 para trasladarle más datos, más informes, como si se tratara de un tema que pudiera resolverse sobre una base científica. No. Si algo se ha demostrado en las más de dos décadas de reivindicar en balde ha sido que ni siquiera la confirmación de las proyecciones, que avanzaban por entonces el vacío de plazas que ya marca las plantillas de los hospitales y los consultorios médicos en la actualidad, avala una aspiración legítima sustentada en la importancia del resto de estudios de ciencias de la salud que ya tienen currículum aquí. No. No tiene nada que ver ni siquiera con las inversiones necesarias para la construcción de otro edificio o la reforma del San Antonio Abad. El bloqueo para la entrada de una nueva titulación, que permitiría dar un salto cualitativo inmenso a la institución académica leonesa, se justifica en la voluntad política de la Junta de no tocar el estatus de Valladolid y Salamanca.

No habrá Facultad de Medicina en León. El movimiento para la galería de Marín lo heredará el rector que salga de la terna de candidatos presentados. Da igual. El debate se enredará durante meses en largas cambiadas de la Junta sobre la necesidad de hacer una reflexión amplia sobre el mapa de titulaciones que incluso alentará esperanzas para engañarnos, pese a que todo viene decidido de antemano. El ambiente se cargará con un escenario en el que enfrentará a León con Burgos, para que se neutralice una reivindicación con la otra, mientras se desincentivan los movimientos sociales como hace más de 10 años, cuando empezó por bajar la voz el Colegio de Médicos y terminó por parecer incluso que se había cumplido con el gesto de hacer universitario el hospital. La unidad se dinamitará porque ni al PP, ni al PSOE les interesa contravenir a sus jefes de Valladolid y Madrid. Esto no es un vaticinio. Fue lo que pasó la última vez. No aprendemos.

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