Diario de León

La veleta
 Juan Francisco Ferré

Anomalía

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No me lo puedo creer. Sabemos lo que sabemos, está pasando lo que está pasando, delante mismo de nuestros ojos, y aún tienen el descaro de exigirnos que paguemos los vicios del sanchismo institucional. Mientras la ministra de Hacienda no dé cuenta de las declaraciones de su jefe y sus cómplices, no le concedo legitimidad a la infame campaña de persecución fiscal recién iniciada. El silencio estratégico es sospechoso. La misma administración que no explica los desmanes de sus miembros lanza los perros de la guerra tributaria contra los contribuyentes, presuntos defraudadores cuyos bolsillos desea esquilmar. Viva la transparencia. Y la filtración selectiva de datos. Una democracia honesta no se funda en el atraco impune a la ciudadanía. La corrupción es sistémica y mancha a todas las instancias del poder político, económico y mediático. Todo está a la venta y todo se vende con facilidad. Europa mira para otro lado, más preocupada por el ascenso continental de la ultraderecha que por los excesos de un gobierno indigno de su nombre y enemigo del pueblo. Gobernar contra la mayoría es propio de autócratas movidos por el odio y la codicia. Eso tenemos. Que no nos hablen de la muerte del periodismo. Es secundaria. Lo que está en juego ahora es mucho más grave. La muerte de la política, esa desgracia. Y la muerte de la democracia a manos de aquellos que dicen defenderla, otra mentira más. Que no me cuenten más cuentos socialdemócratas. Con mis impuestos no se hacen presupuestos, se dilapidan recursos. Con mis impuestos no se financian los servicios públicos del país. Con mis impuestos se costean los ridículos caprichos del presidente. Como ese fichaje millonario, otro mindundi mediático, que ha puesto RTVE patas arriba solo para robarle audiencia a un programa hostil y granjearle a Sánchez el favor político de sus ilusos espectadores. Y esta memez, como los miles de asesores y chiringuitos subsidiados, es pagada también con mis impuestos. Y los tuyos y los suyos. Qué ignominia. No se puede ser tan vengativo. Ni tan desaprensivo. O me votas o te arruino. No se ha visto nunca nada igual. Me dicen fuentes bien informadas, no obstante, que nada de lo que se investiga sobre el ‘caso Koldo’ afecta de momento a la ambición de poder de Sánchez ni a la intención de voto de sus partidarios. Y no me extraña. Un país que ha vivido tanto tiempo bajo el franquismo bien puede vivir otro tanto, mutatis mutandis, bajo el sanchismo. Como soy optimista, me preparo ya para lo peor.

Pagar impuestos en un contexto de corrupción gubernamental plantea serios problemas de conciencia
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