Diario de León

Fuera de Juego
 Carlos Frá

Poco está pasando

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Cuando encendí el ordenador para escribir la columna me bailaban dos títulos por la cabeza. El ‘poco está pasando’, por el que finalmente aposté, y un ‘descerebrados desestabulados’ que viene a decir lo mismo aunque con palabros más complejos para leer a primera vista.

Los repetidos episodios de descontrolados atentando contra personajes públicos animan a repensar las cosas. Víctimas como el ponferradino Olegario Ramón o el vasco Imanol Pradales ponen rostro a esa jauría de desbocados que, de algún modo, nos acecha. El martes fue apedreado y recibió impactos de bengalas el autobús del F.C. Barcelona junto al estadio. De sus propios hinchas. Lo curioso es que fue a la llegada, no a la salida tras conocerse el resultado del partido... Y lo más terrible de todo es que este tipo de incidentes, en ocasiones realmente graves y peligrosos, se han convertido en habituales a las entradas de los campos. La violencia se dispara a sus anchas por nuestras calles, más allá de lo que sería recomendable. El caso de Montjuic exhibe la amenaza que supone dejar a los insensatos fuera del establo y animarles más o menos veladamente. Había tal jaleo y nube de humo que no sabían que era el vehículo de su equipo...

En los últimos días se debate entre los analistas políticos sobre el origen de esta fractura de la sociedad. Se da alas a quienes en el fondo sería bueno ponerles a enfriar. Ahí es donde parece razonable plantearse un ‘poco está pasando’. Quizá el conflicto llega de esos mensajes radicalizadores que se llevan por delante cualquier tipo de principio o hipotético consenso. En política no vale todo. Hay que pensar en las consecuencias. Sería buena una dosis de honestidad y abandonar el sectarismo. Llevamos años a golpe de escraches, acosos, insultos, amenazas más o menos veladas que envían un mensaje hacia la sociedad que perciben los más dispuestos a la radicalización. El brochazo blanqueador a Bildu se diluye mirando a las urnas...

Ahora, con el aniversario de la segunda república se ha exhibido en la calle. Ese afán de seguir jugando a buenos y malos, de negar unos y otros lo que fueron barbaridades muy anteriores al golpe de estado del 36 y muy posteriores al final de la guerra incivil en 1939. El día que se cierre ese debate estéril de bandos arrojándose sus verdades a medias se acabará de verdad el conflicto. Con leyes de historias, con ministerios de la verdad... con plataformas afines legitimando lo que toque...

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