Diario de León

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La gente se está metiendo mucho e injustamente con Pello Otxandiano. Hace unos días, el candidato de EH Bildu frunció el ceño bajo esas gafas de intelectual profundísimo, que a mí me recuerdan a las que Cristiano Ronaldo usaba para parecer más listo, y dijo: «Lo fácil sería condenar (a ETA)».

Tiene razón. Si, pongamos por caso, un grupo pone una bomba en un centro comercial y mata a cinco hombres, doce mujeres y cuatro niños, lo fácil es condenar el atentado y decir que se trata de una banda terrorista. A Otxandiano, sin embargo, le gusta hacer lo difícil.

Lo difícil es considerar a aquellos niños muertos integrantes de un «ciclo político», como el Trienio Liberal o el Bienio Progresista, y a lo sumo repudiar «todas las violencias», incluyendo, supongo, la violencia obstétrica, la inmobiliaria y la que a veces practican los defensas centrales en los partidos de Segunda B.

En esta nueva y mirífica etapa que se abre, debemos lamentar que a algunos nos cueste tanto dejar de llamarles Ternera para llamarles excelentísimos señores. Es un poco triste que nos hayamos librado del alzheimer colectivo y vayamos por la vida de aguafiestas. Me congratula ver, al menos, que Bildu mantiene su devoción por las perífrasis y las oraciones subordinadas. Ni Proust harto de pacharán con magdalenas sería capaz de escribir unas frases tan bellas y zigzagueantes: «ETA fue un grupo armado que puede tener diversas consideraciones. Se puede discutir sobre las consideraciones de qué es terrorismo y qué no es. La cuestión principal es diagnosticar cómo se superan los conflictos políticos y hemos avanzado mucho». Esto, a los tipos que vamos a lo fácil, nos deja boquiabiertos.

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