Diario de León

Análisis

Joaquín S. Torné

La opinión del Director

El PSOE de León deja su encrucijada y pasa al callejón sin salida

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En el PSOE ya deben haber interiorizado profundamente el significado del término encrucijada y su cohabitación con ella. En la historia de los socialistas, ese cruce de dos o más caminos se producía en ocasiones en España y muchas veces en León. En los últimos años de la década de los ochenta y los primeros de los noventa del siglo pasado, el dilema era felipistas o guerristas. En los primeros dos mil era Bono, era la vía femenina de Rosa Díez o Matilde Fernández, o era Zapatero. A mediados de la década de los veinte de este siglo era Pedro Sánchez o el caos. Salió el caos. Y así está el PSOE.

En León, primero en los ochenta fue el pacto de la mantecada; luego, ya en los noventa las luchas entre Zapatero y los Fernández lacianiegos. Más tarde se sucederían escaramuzas menores hasta llegar a la del pasado fin de semana. Después de mucha dinamita de gramaje inferior, con algunos damnificados como la diputada Andrea Fernández, la visita de Pedro Sánchez para presentar oficialmente al candidato a la Junta, Carlos Martínez, ha dado paso a una implosión de gran calibre. El alcalde de León, José Antonio Diez, ya ha atravesado la encrucijada y el camino elegido ya nada tiene que ver con el del secretario general, Javier Alfonso Cendón, ni con el secretario autonómico, Carlos Martínez. Llegó también el caos a León. Y así están los socialistas provinciales: en una encrucijada con demasiados caminos abiertos y con ninguna expectativa de soluciones fáciles.

En León, hay coyunturas muy particulares y su análisis depende de cómo a cada cual le va en la hoguera de vanidades en la que se ha convertido el PSOE leonés, hoy por hoy un partido desnortado. Pero el contexto general es el del insulto. Diez desacredita a Cendón en público y le insulta en privado. A la diana del alcalde se han unido ahora Carlos Martínez y la propia Nuria Rubio, número dos autonómica. Cendón también desacredita a Diez en público y le insulta en privado. Rubio tampoco se corta demasiado en poner a parir al alcalde, como antes tampoco se cortaba en hacerlo con Luis Tudanca.

Entre las cabezas visibles del socialismo también está el presidente de la Diputación, Gerardo Álvarez Courel. Más de lo mismo, crítica dura en público y feroz en privado. Olegario Ramón, ya ni existe. Y así pasan la vida. El odio que se profesan es tal que no les deja trabajar por León, de tal manera que la formación progresista se está deslizando a la irrelevancia absoluta.

En el Ayuntamiento de León, el PSOE no pinta nada. Diez no les deja ni entrar, arrimado como está a un autonomismo-leonesismo del que quiere desterrar a la UPL para limarles los votos necesarios para una hipotética candidatura al Ayuntamiento al margen del PSOE. Y la UPL en el Consistorio se deja quitar la bandera del viejo Reino un día sí y otro también porque su líder municipal, Eduardo López Sendino, está más a sus asuntos que a los del partido y le da lo mismo. Sabe que ya no será candidato de nuevo.

En la Diputación tampoco se puede decir que el PSOE se esté esmerando demasiado. Vapuleado Courel por Puente y criticado por pusilánime por Luis Mariano Santos, que sigue siendo quien manda en la UPL, el presidente hace lo contrario que el alcalde en León capital. Está dejando que los leonesistas capitalicen todas las fotos que dan los votos a lo largo de la provincia. Sin equipo y sin el coraje suficiente para decirle a Cendón que así van mal, el berciano lo tiene difícil.

"Todo puede ocurrir porque, como ha dicho un destacadísimo socialista leonés, a Pedro Sánchez el Ayuntamiento de León le importa un pimiento. Lo perdería con tal de cortar la cabeza de aquel que le critique. Y bien que lo hace Diez»

A todo esto, Cendón, entretenido como está aplaudiendo en el Congreso a Pedro Sánchez, no parece que se esté enterando de nada. Los aplausos solo le dejan tiempo para apartar a Diez de todo lo que huela a oficialidad y a presencia pública que dependa del aparato del partido. Por eso, y por los insultos que dedica el alcalde a todos sus compañeros de Castilla y León, -no se siente representado por Martínez ni por su mofa al derecho de autonomía de León, con o sin disculpas posteriores; parece que odia a Óscar Puente, etc- y a los de Madrid –ha conseguido que ningún ministro quiera venir a León a dejar ni un euro-, la relación del PSOE con la realidad provincial es nula. Y por eso, cuando se trata de defender al Gobierno, Cendón sólo puede sacar a colación lo que hizo Zapatero, que dejó de ser presidente en 2011, hace catorce años. Con Sánchez en Moncloa desde hace más de siete, es triste que no haya nada que vender a los leoneses. Recuperar la lista de los incumplimientos del Estado con León es innecesario por repetitivo.

¿Y cuál es el camino del PSOE leonés? ¿Un expediente de expulsión del partido a José Antonio Diez por sus continuas salidas de tono contra la política territorial socialista? ¿Otro asalto a la Agrupación Local tras el fracaso del primero? ¿Una salida voluntaria de Diez previa a la elección del futuro candidato a la Alcaldía? ¿Un revolcón del candidato ordenado por Ferraz pese a que su agrupación lo eligiera? Todo puede ocurrir porque, como ha dicho un destacadísimo socialista leonés, a Pedro Sánchez el Ayuntamiento de León le importa un pimiento. Lo perdería con tal de cortar la cabeza de aquél que le critique. Y bien que lo hace Diez.

Es pronto para responder a los interrogantes anteriores. Todos tienen un hipotético sí como respuesta, porque en un partido sin orden, sin concierto y con el odio y el insulto cainita por bandera puede ocurrir cualquier cosa. Que quede mucho para mayo de 2027 es una ventaja. Es, por lo tanto, absurdo responder antes de tiempo. Pero que quede mucho para mayo de 2027 es una desventaja porque sus enfrentamientos no van a ir a menos sino a más; los insultos y desprecios institucionales, a más; y la deriva leonesista de Diez, a más porque ya no tiene vuelta atrás.

Así las cosas, el caos del PSOE leonés solo puede ir a peor. UPL tratará de estrangular al presidente de la Diputación en los próximos días porque los leonesistas creen que su resultado de las elecciones autonómicas de marzo de 2026 dependerá de separarse del socio socialista tanto como de demonizar al Gobierno de Mañueco. La excusa la tienen al alcance de la mano: no se ha cumplido nada de lo prometido. Casi tan poco como lo cumplido por Sánchez con Puigdemont.

En el contexto actual, la encrucijada del PSOE puede decirse que no es tal. Es más bien un callejón sin salida producto de la incapacidad de gestionar los egos. El primer fracaso será en marzo. A poco que se esmere el PP, que tiene que despertar de su letargo en León, habrá castigo en las urnas por la corrupción tan cercana a Sánchez y la provincia no será una excepción. Y más con Diez haciendo campaña contra el propio PSOE y en favor indirecto de la UPL.

Aplaudir en el Congreso de los Diputados lleva mucho tiempo como para hacer política por León. Eso es lo que le ocurre a Cendón y a su PSOE leonés.

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