Diario de León

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N evenka Fernández estaba destinada a quedar sepultada bajo la losa del olvido. Pasaban los años, pasaba la vida, y la vieja Ponferrada olvidaba que un día tuvo una montaña de carbón y que bajo sus escombros esparcidos por la nueva Ponferrada escondía las vergüenzas de aquel tiempo de desenfreno. El caso ‘Ismael Álvarez’, como debería recordarse el episodio, es parte de aquella tramoya de burbujas y antracita en polvo. Un alcalde que acosó sexualmente a una compañera, que fue condenado, que siguió paseando por la ciudad tranquilamente y que al cabo de unos años regresó a la política. La brillante concejala de Hacienda se convirtió en un espectro de sí misma. Ganó el juicio y tuvo que huir para rehacer su vida. Y lo logró. Su imagen se perdió en la niebla de la Ponferrada de siempre. Y todo parecía normal.

Hace un año, Ana Pastor me llamó y me contó el proyecto. Quería resarcir a Nevenka de aquel olvido y reconocer su valentía. Una mañana de febrero volví a Ponferrada. Salimos con niebla y nos recibió el sol a las puertas del hotel Temple. El epicentro desde el que Nevenka Fernández provocó un terremoto social rompiendo el tabú del silencio. En aquel hotel dio la rueda de prensa que cambiaría su destino y nos retrataría como una sociedad sin piedad y profundamente machista, que no dudó en movilizarse a favor del reo y en contra de la víctima.

Veinte años después aquello que ocurrió en Ponferrada nos parece intolerable, aunque hay quien aún duda y le reprochan que usara y vuelva a usar la palabra. Nevenka habló «para no morir» y por ello fue aniquilada. Desde siempre, se ha dicho y se sigue pensando que esas cosas es mejor callarlas, que para hacer carrera hay que aguantar y obedecer sumisamente... Esto que todas las mujeres debemos saber hacer tan elegantemente, callar, y que a veces es nuestro único refugio, lo cuenta muy bien la película The Assistant, sobre el caso de Weinstein, el depredador sexual de Hollywood, que se puede ver en Filmin. En Netflix estrenaron el viernes la miniserie documental Nevenka, dirigida por Maribel Sánchez-Maroto y producida por Newtral. Veinte años después causa estupor. Pero ¡ojo! tenemos a la vista puñados de casos en los que se culpabiliza a la víctima y se excusa a los agresores. Hay que acordarse de Nevenka cada vez que caemos en la tentación de pensar ‘algo haría’ o ‘se habrá buscado’. Sabemos que solo el 15% de las mujeres que fueron asesinadas el año pasado habían denunciado. No tomaron la palabra.

Nevenka ha vuelto a Ponferrada. Esta vez no está sola. Vuelve con su valentía y con la sororidad de Ana Pastor y muchas más. Ha vuelto a mirarnos a los ojos desde la pantalla y desde un mural. Cuando se rompe el silencio brotan por el pecho fuentes como las que alimentan el Sil.

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