Diario de León

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A ver, sean sinceros, ¿cuánta gente conocen que esté en sus cabales? No quiero decir que cuenten ustedes las personas que compartan sus mismas ideas, no; significa que hagan un recuento de quienes tengan a su alrededor que conserven la cabeza sobre los hombros. Personas ‘normales’ con sus cosas, como todos. De esos de ‘a pie’. Aunque es cierto que el término normalidad tiene unos límites tan difusos que es difícil definirlo.  Fijarse en ellas es el recuento más sencillo,  porque hoy en día es más fácil ‘checkear’ a la minoría. Así son las cosas. Y más en años de pandemia. 

Los expertos en psiquiatría aseguran que la crisis del coronavirus está generando un impacto sin precedentes en la salud mental, un sufrimiento emocional que se detecta día tras día, que se extiende como una mancha incómoda y al que parece que no se están destinando los recursos necesarios. 

Vivimos en un mundo eminentemente visual, en el que las apariencias cuentan mucho y en el que parece que lo que no se ve, directamente, no existe. Mejor obviarlo, hacer como que no está. Lo proyectamos todo —o casi— a través de nuestro aspecto y nuestras publicaciones en redes sociales, esos escaparates que poco tienen de realidad y mucho de anhelos. Pero nada es lo que parece. Y, claro, no rascamos lo suficiente para encontrar la raíz de la cuestión. El mundo que nos entra por los ojos se asemeja a algo armónico que nada tiene que ver con el día a día de la mayoría. 

Pienso, sinceramente, que el mundo necesita otros cuidados, de los que no se ven, de los que de verdad importan. Me lo digo una vez una médico en confianza: los pacientes acuden muchas veces a las consultas con problemas más bien de psique que de salud, aunque no se entiende una sin la otra. Y no se puede atender bien lo de fuera sin haber tratado primero lo de dentro.  

La salud mental está desatendida porque no se ve con claridad si no se mira bien profundo y eso es, aunque nos cueste reconocerlo, uno de los mayores males de este siglo junto con la soledad. 

Depresión, ansiedad, estrés, abusos de sustancias... ¿les suena? Todo esto, que ya nos rondaba antes, se ha acentuado con esta crisis que nos asola. ¿A alguien le preocupa?

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