Diario de León

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Como era de esperar, el año ha comenzado con ruido. Los exaltados de Vox se fueron a celebrar la nochevieja a Ferraz, que se ha convertido en su nidito de amor. De amor turbulento y barriobajero. Allí colgaron de un semáforo un muñeco con el que representaban a Pedro Sánchez y se dedicaron a hacer vudú con él en plan bestia. Es decir, en su plan. Siguieron la estética anunciada por Santiago Abascal desde Buenos Aires cuando auguró que el presidente del Gobierno acabaría colgado por los pies por una turba. Una turba de buenos españoles, se entiende.

Los de Abascal dicen que lo que se hizo en Ferraz no es delito sino una manifestación de lo que sienten algunos españoles. Cuando el muñeco ultrajado fue el que representaba a Santiago Abascal sí vieron odio y delito y no una manifestación del sentir de unos españoles. Y un juez así lo sentenció. Desde el PP han condenado la violenta payasada al tiempo que recordaban otras ofensas a monigotes o fotografías. Nuñez Feijóo no se ha pronunciado, por lo menos no lo ha hecho hasta el momento en el que esto se escribe. Un silencio nocivo. Puede que se trate de un silencio especulativo para que el ala derechísima de sus votantes no se distancien, pero resulta nocivo para el conjunto de la sociedad, como finalmente lo será para los propios intereses del PP.

Y es que el PP tiene el problema de la manta pequeña. La que cuando cubre el cuello deja los pies desnudos, y viceversa. Quiere ganar el centro al mismo tiempo que el espacio de Vox. La propuesta de disolver los partidos independentistas -algo a lo que se oponía hace un mes y medio y que entonces defendía Vox en solitario- parece evidenciar el afán por achicar el espacio del partido de Abascal. Pero los pies se le quedan al aire. El centro sociológico, o como se le quiera llamar, observa la maniobra de reojo. Porque además tiene la vista puesta en la reunión, ahora conocida, entre un concejal del PP y dos de Junts. Un café, dicen desde la dirección de los populares. Un simple concejal. Un concejal con hilo directo con Feijóo y un café que puede ser el aperitivo de algo que puede desvelarse en los próximos días como algo de bastante más enjundia. ¿En qué quedamos? ¿Disolver o asociarse con el disuelto? Soplar o sorber. Y si, como proponen con su iniciativa disolvente, también deben ser penalizados quienes negocien o se asocien con los independentistas, es de suponer que serán merecedores de la correspondiente sanción.

La manta del PP se revela muy corta y da la sensación de que, en vez de seguir tejiéndola, se la han liado a la cabeza y caminan a trompicones.

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