Diario de León

El estrés postraumático y el pánico

Juan Llor Baños

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C omo médico he sido testigo con cierta frecuencia en mis pacientes de estados de estrés postraumático, especialmente tras comunicar diagnósticos de gravedad inesperados. Ese estado lleva a una situación de angustia y de pánico que pueden ser difíciles de dominar, y sobre todo, propician, por lo general, un cierto bloqueo mental, que puede tener gran intensidad. Prácticamente todas las situaciones con las que me he encontrado en la clínica suelen resolverse si se procura transmitir serenidad y calma para estudiar los acontecimientos, que no significaba dejar de dar importancia a esos diagnósticos, sino evitar el descontrol de imaginación, ya que es muy cierto que «los sueños de la razón produce monstruos».

En las tempestades que se sufren en la vida, es fundamental centrarse en las posibles soluciones, más que contemplar lo mal que estar el mar. Si nos quedamos aterrados por la tempestad, lo normal es que naufraguemos y en la zozobra nos hundamos. Eso lo saben muy bien los verdaderos hombres de mar, y a mí en la clínica me ha servido enormemente para vencer estados de pánico, más o menos intensos, en mis pacientes.

En la situación actual con la tempestad actual todavía en curso de la pandemia por Covid19, sobretodo tras el efecto del estrés postraumático generado en las primeras semanas, puede ser muy fácil que se asista a no pocos estados particulares de pánico, que si se quieren solucionar, lejos de considerarlos como estados de sensibilidades distintas, son fruto de un temor acentuado y descontrolado, que junto a estados de depresión reactiva, con gran facilidad evidencian bloqueos de mentalidad y mantiene un estado de ceguera que impide contemplar la realidad con su verdadero relieve.

La realidad médica, por muy tormentosa que sea o se presagie, cuando se la contempla en busca de posibles soluciones genera la fundamental necesaria serenidad para salvar la situación y para emprender las esperanzadas soluciones que siempre las hay.

Pero para eso es imprescindible echar por la borda el lastre pesado de miedos superfluos e innecesarios, y no hacer caso a los monstruos de la razón que provoca el descontrol de la imaginación que muchas veces se centra únicamente en perseguir aumentar controles.

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