Diario de León

Editorial | Una Semana Santa rogando que no vengan

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Llega la Semana Santa y además en estas primeras horas con buen tiempo. Una combinación que sería adecuada para animar las calles de León, Ponferrada, Astorga, La Bañeza y otras muchas localidades de la provincia con gran tradición papona, nazarena o cofrade, según los términos empleados en cada lugar. Para el turismo rural también es uno de los momentos más fuertes del año. Y en esta coyuntura tan especial en la que nos encontramos el llamamiento unánime es un «que no vengan». Lo pone en claro el Ayuntamiento de Maraña, que directamente ha puesto vallas en la localidad para impedir el acceso de personas que puedan propagar el coronavirus. El peligro es máximo, como se ha demostrado con las sucesivas oleadas de desaprensivos, que han viajado desde las ciudades hacia los pueblos exponiendo al peligro a personas de máxima vulnerabilidad, las que residen en las zonas con un mayor nivel de envejecimiento.

El cálculo que se aventuró cuando se conoció la suspensión de la Semana Santa elevó hasta un 30% el perjuicio económico que se generaba en muchos establecimientos hosteleros leoneses. Durante estos días se unen tradiciones gastronómicas con esas auténticas multitudes recorriendo el centro de las ciudades y pueblos a la hora de las distintas celebraciones.

Habría que remitirse a la época de la Segunda República o a la Guerra de la Independencia, a principios del siglo XIX, para encontrar precedentes de años sin procesiones en las calles de las poblaciones leonesas. Y por ello las cofradías y hermandades se afanan por mantener vivo su espíritu y facilitar a sus componentes, y también a la sociedad, una fórmula de revivir las tradicionales celebraciones de otra manera.

De algún modo, también animarán a la ciudadanía frente a esa rutina cansina que debemos combatir unidos en torno al ‘todo va a salir bien’.

Este año hay que quedarse en casa. Vivir la Semana Santa en la prensa —el Diario de León mantendrá sus páginas monográficas especiales durante estos días—, en internet y por la televisión. Y lo fundamental, respetando a las personas del mundo rural, cumpliendo escrupulosamente este confinamiento que requiere solidaridad porque las terribles cifras de defunciones que salen a diario en los balances prueban que hay que exigir que este año nadie venga a vernos.

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