EL ABUCHEO

EL ABUCHEO Gritar, abuchear, pitar y varias modalidades de protestas, sin emplear la fuerza, son propias de una ciudadanía que vive en clave democrática y pacífica, pero enfadada con quienes les gobiernan. Es lo que ocurrió en el transcurso del día de la Hispanidad. Un día en el que se homenajeaba al ejército y los caídos por la patria. A juicio de muchos políticos no creen oportuna la actitud de las personas que protestaban, solicitando la dimisión de Zapatero, en una acto de carácter nacional. Consideran que no era el lugar más adecuado y tampoco habrían acertado en escoger el mejor momento para llevar a cabo la escenificación clara y rotunda de una protesta. Entiendo que el marco escogido para la protesta no es el más idóneo, pero expresar el malestar a un presidente no se puede realizar cualquier día ni en cualquier lugar. Los ciudadanos no tienen una accesibilidad hacia sus dirigentes políticos de una forma fácil y por tanto aprobechan actos públicos, donde acuden los mandatarios para expresar sus diversos malestares como ocurrió el 12 de Octubre. Tampoco considero que lo acontencido sea para rasgarse las vestiduras, puesto que la fiesta era y es de todos, nadie puede apuntarse exclusividad. El 12 de Octubre es la fiesta del pueblo español. El gran enfado, con la espontaniedad que se pudo obseerbar por parte de un número sin especificar de los ciudadanos no es un capricho. No es algo que contenga consignas políticas. Las protestas tienen que ver con cinco millones de personas. Cinco millones de ciudadanos que sangran, que ya no tienen empleo, que se encuentran con las manos paralizadas y que por tanto legítimamente protestan. No conocen los protocolos ni saben de fiestas. Solo tienen una preocupación encontrar empleo. Cinco millones de parados es argumento más que suficiente para que llamen la atención al Presidente del Gobierno para que se entere que hay personas que sufren. Personas que no son apenas tenidas en cuenta por quienes nos gobiernan escepto para solicitar el voto. Cinco millones de parados es una cifra desconocida en este país. Es un record negro. Cinco millones de personas, sin empleo, son cinco millones de hogares ahogados en la pobreza. Cinco millones de parados son cinco millones de personas enfadadas que solo les resta solicitar a quienes hoy gobiernan que se pongan a trabajar para sacar a este país en el pozo que le ha introducido debido a una deplorable gestión basada en el despilfarro y dádivas clientelares. ¿Quién se opone a que la ciudadanía, con este dato, cinco millones, a censurar la protesta del pasado martes? Solo los necios, reaccionarios, la izquierda más exrtrema y presidentes bananeros ydictadores como Evo Morales, Castro o Hugo Chavez se mostrarían en contra. Los demócratas sensatos se felicitarían por tener una ciudadania como la española. Sensata pacífica y racional como se pudo comprobar el día 12 de Octubre.