A ti, Ángel de Jabares

Será difícil mirar a la calleja, o a tu huerta y no encontrar esa mirada ni esa peculiar forma de decir buenos días, o la silueta regando tu hortaliza, esa que con agrado cultivabas más para los vecinos que para ti. Que duro se hace despedir a un vecino, a un amigo, a una persona llena de humildad, siempre al servicio de los demás, siempre sonriendo, si tu, ANGEL, ese eres tú, que te fuiste sin avisar, para estoy seguro de no querer preocupar a nadie. Dejaste un legado importante en tu paso por esta vida, en tu pueblo, en Jabares, que aunque tu quisieras pasar desapercibido, no lo hacías eras alguien muy querido, y siempre se recordara por cuantas cosas hiciste. Haciendo gala de tu estilo propio me he puesto a repasar los momentos vividos a tu lado, son muchos, acarreando, trillando con tu Renault, en el vaquero, en tu prao riego, en tu palomar, en tus largas, en la ermita escuchando tus canticos, o tocando esas campanas de la iglesia, que desde lejos todos sabíamos que eras tu. Yo solo puedo darte las gracias por lo que aprendí de ti, unos valores importantes, que me sirven para vivir mi día a día y son el del respeto, el de la responsabilidad, el del trabajo, todo eso lo enseñaste con tu forma de ser. Mi querido vecino, y amigo solo decirte que siempre estarás con todos nosotros, que nunca te olvidaremos, que trataremos de seguir tus pasos, gracias muchas gracias y no olvides que la esperanza será hoy mañana y siempre para que el recuerdo presente nunca esté ausente. Luis Enrique Gutiérrez Martínez