Diario de León
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La violencia invisible...el maltrato psicológico Este año, la ONU nos propone como lema: “Una promesa es una promesa. Momento de pasar a la acción y acabar con la violencia contra las mujeres”. El tema de la violencia, no es nuevo. Es un problema antiguo, que hoy cobra un triste protagonismo. La violencia adopta muchas formas, todas ellas abominables: venta de niñas como esclavas sexuales, matrimonios concertados entre hombres adultos y niñas, violencia de género: la mujer es apuñalada, lapidada, estrangulada, desfigurada con ácido, o quemada viva para “restaurar la honra” de su familia. Sufre mutilación genital, y en el mejor de los casos, es encarcelada dentro de un “burka”. Por lo general cuando uno habla de “violencia”, se piensa siempre en la violencia física. Pero hay otro tipo de violencia. Una violencia “invisible”, coercitiva, constante, perversa y silenciosa… Tan silenciosa, que no tiene ni denominación… Cuando se produce en el trabajo se la denomina: “mobbing”. Cuando ocurre en los colegios: “bullyng”. Pero cuando transcurre en el hogar… el silencio es ensordecedor. Es tan estremecedor que casi no hay estadísticas, parece invisible, pero sus secuelas son devastadoras y duraderas en el tiempo, tiene un altísimo coste social, económico y viola todos los derechos más elementales, convirtiendo esta violencia que transcurre en el ámbito privado, en un problema público. En un gravísimo problema social… El maltrato psicológico en el hogar, en la vida cotidiana, nace de un abuso de autoridad, a la debilidad. Se basa en comportamientos perversos: control (espacio, mente, cuerpo, dinero), descalificar, insultar, mantener silencio, manipular, amenazar, intimidar (hasta con la mirada), mentir, humillar, aislar, acosar sexualmente, cosificar. Este acoso moral, daña la autoestima, paraliza, genera dependencia, miedo, culpa, silencio, vergüenza, sufrimiento descomunal, depresión, incluso suicidio. La fragilidad de la víctima es tal, que termina protegiendo y disculpando al maltratador. Por lo general lo sufren mujeres de todas las edades, clases sociales y culturales. La construcción social de la desigualdad se aprende. Nadie nace discriminando o sometiendo a otro. Se aprende en el hogar, y se reproduce en las instituciones, en los medios de comunicación, en los libros, en la publicidad, en el lenguaje y en las leyes. Aquí radica la importancia de combatir/denunciar este “asesinato psíquico”, del ámbito privado que luego se expande y repercute en el público. Es la base del funcionamiento de la mafia y de los regímenes totalitarios (en Suecia, USA, Italia, Alemania y Australia, el acoso moral en la empresa es un delito). Es un tema tabú, que hay que desenmascarar. Hoy por hoy, es imperioso reflexionar, identificar, denunciar y actuar. Ojalá llegue el día en que no tengamos que recordar un Día Internacional de la Mujer… Dra. Silvina Calvo Lamas.

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