Diario de León
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León

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GUSANOS AL ACECHO ******************* Por mucho que nos empeñemos en la lucha contra los gusanos siempre acabaremos perdiendo. A veces olvidamos de que somos mortales; transeúntes de una historia con luminarias y candilejas al acecho. Con demasiada frecuencia, perdemos la consciencia y caemos en el deseo de embalsamar nuestros principios como eternos e inexorables; como verdades absolutas. Olvidamos que los sátrapas lenguaraces no son nada mas que charlatanes que un día optaron por someter y jugar con su pueblo hasta generar histeria colectiva. Hasta que no nos demos cuenta de que por encima de las ambiciones personales hemos de situar la realidad estaremos sometidos a sus caprichos cargados de ignorancia, petrodólares y antojos. Lo que nos hace caer, con frecuencia, en volver a votar y amparar e incluso legitimizar corrupciones que nos convierten cada día en mucho mas ignorantes al antojo de un bipartidismo feroz que se olvida del mundo de los pobres para ganar altares o pasar incorruptos a la eternidad. Con frecuencia olvidamos, también, que la muerte termina siendo olvido por mucho que se disfrace, en la misma medida que muchas veces la política no es nada mas que delirio y engaño. Me hacen sospechar demasiado esos mítines tan emotivos cargados de teatro; esos palabreros todopoderosos cargados de ambición. En esta comedia del engaño hay quien olvida que todos los días mueren hombres y no son nada mas que hombres que dejan de serlo, en demasiadas ocasiones, en el mismo momento que ya no pueden ejercer sus dictados y rezar sus doctrinas. Nadie, por mucho que se empeñe, podrá gobernar eternamente. Nadie deja de ser mortal. Los mismos hombres que con su ambición y sus conductas delictivas llevan a otros hombres al reino de la miseria, por mucho que se declaren libertadores de los pueblos tampoco dejarán de serlo. El pueblo abrirá los ojos en la medida que cuenten con una mayor o menor educación y que no se les haya recortado libertades. No olvidemos que el hombre, lo que quiere, es disponer, al menos, de un chusco de pan cuando pases a su lado. No olvidemos tampoco que la ignorancia esclaviza y somete que es preferible renunciar al molde del poder que a la propia dignidad, porque la libertad, pienso, no se hereda, se aprende, se gana, se mama; debería estar tatuada en los principios mas elementales de la humanidad. Hay fotografías que, aposentadas junto al féretro de cualquier líder, me provocan demasiada incertidumbre e incluso demasiado miedo. Temo la hora en la que sólo aplaudan y voten los ignorantes y, entre tanto, seguiré resintiéndome a que se sigan comprando conciencias por un puñado de votos. No me parece ni oportuno ni ético hacer mitos de la muerte. Sea en Caracas o en la China. Benjamín Charro Morán // Marzo, 2013

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