Mosquitos a cañonazos

Brasil se prepara para la Copa de Confederaciones de la FIFA, anticipo del Mundial 2014. Lo hace con una extraordinaria movilización de 25.000 militares de sus ejércitos de tierra, mar y aire, en los 16.886 kilómetros de su frontera. Parece que el Gobierno de Dilma Rousseff se ha propuesto matar mosquitos a cañonazos. Aunque más le valdría tener claro dónde apunta. La violencia en Brasil puede que esté en la frontera, pero también extendida hasta su mismo corazón. Según un estudio divulgado recientemente por el instituto Sangari sobre la violencia brasileña, en los últimos 30 años, las víctimas de homicidios en Brasil llegan a más de 1 milllón de personas. 36.792 personas fueron asesinadas a tiros en el 2010. Sabemos que los mosquitos son muy peligrosos en acontecimientos deportivos de la envergadura de un Mundial o unos JJ OO. No nos hemos olvidado de Munich y de Atlanta, y la maratón de Boston nos lo ha vuelto a recordar. Me gustaría pensar que estas medidas excepcionales van acompañadas de otras más profundas. Que las cosas van a cambiar realmente en Brasil. Siento verdadera pasión por ese país. Sin embargo, no creo que estos despliegues bélicos lo conviertan en un lugar más seguro.