Diario de León

Carencia de exquisitez en el discurso del Rey

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CARENCIA DE EXQUISITEZ EN EL DISCURSO DEL REY POR PAULINO LAGUILLO GARCÍA-BÁRCENA ( Periodista, escritor e historiador ) ) El triste y anunciado desenlace del fallecimiento del ex presidente del Gobierno de España, Adolfo Suárez, acaecido en las primeras horas de la tarde del domingo, día 23 de marzo de 2014, ha conmovido a toda la nación, principalmente por tratarse un político español cuyo nombre quedará escrito con letras de oro en la Historia de España, letras en las que serán resaltados, entre sus muchos valores personales, la honradez, cuya acepción en el plano político se encuentra bajo mínimos en el momento de su muerte; la valentía en unos momentos políticamente convulsos y de muy arduo entendimiento entre las dos Españas; su prodigiosa habilidad política para alcanzar consensos entres ambas; su generosidad, sencillez…y muchos valores más que adornaban a tan excepcional político. Había expectación ante las comparecencias en la pequeña pantalla, tanto del Rey del España como del presidente del Gobierno. Por fin se produjeron ambas y en un análisis que no requiere demasiada profundidad ni enjuiciamiento exhaustivo, sino mera imparcialidad, las diferencias en la forma, que no en el fondo que tan triste noticia nacional contenía, fueron muy perceptibles. Si bien ambos mensajes a los españoles tuvieron la brevedad necesaria y propia de estos casos, el del monarca español experimentó el desliz que sigue y del que muy bien podía haberse prescindido: "...La superación de la fractura política y social que vivió la sociedad española en el siglo XX fue su objetivo prioritario, como lo fue también el mío". Al cual siguió otro aún más notable : " la Transición que, protagonizada por el pueblo español, impulsamos Adolfo y yo…" Es muy de lamentar el ego empleado por el Rey de España en su discurso. Majestad: se trataba de enaltecer, con toda justicia, única y exclusivamente la figura extraordinaria del político español fallecido, Adolfo Suárez. Menos mal que el presidente del Gobierno de España, Mariano Rajoy, pronunció un discurso impecable en el fondo, en la forma y en el sentido muy elegante que lo haría en caso similar el mejor representante de cualquier nación del mundo.

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