Atajos o rodeos
Los más demócratas son más dialogantes, y por tanto, cuando participan en un debate no necesitan imponerse, tienden a cooperar, y no cogen siempre el camino más corto. Nunca renuncian a los rodeos. Los menos demócratas, los totalitarios, los que quieren controlar la totalidad, no disfrutan dialogando, siempre tienen que decir la última palabra. Más que cooperar, lo que quieren es competir. Tienen prisa, y siempre que pueden cogen un atajo. Hay una expresión que más propia de ellos: «Porque lo digo yo, y basta!». Entre los partidarios de los atajos, hay muchos que no soportan bien la frustración y gritan e insultan y lanzan objetos. Los vimos el otro día en la Plaza de Sant Jaume de Barcelona, contra la alcaldesa y los suyos. Y parece también que en Santa Coloma de Farners, los intolerantes se expusieron. También podemos colocar en el mismo grupo los que intentan boicotear los actos de los adversarios. Ellos se autodenominan antifascistas, yo, en muchos casos, los llamo “fascistas disfrazados”.