Diario de León

Creado:

Actualizado:

Entre España y los Estados Unidos no existe ningún conflicto grave, pero lo parece. Muchas personas se preguntan qué ocurre para que las relaciones mantengan tantas dudas y den pie para especular.

Hay muchas opiniones sobre esta imagen de distanciamiento diplomático que se observa, o cuando menos se intuye, y nadie ofrece una respuesta convincente. Quizás la primera pregunta que había que plantearse es si realmente existe alguna tensión o se trata de desinterés de Washington por España, un país socio en la Alianza Atlántica, que no crea problemas más allá de discrepancias de menor importancia y que aloja en su suelo bases militares norteamericanas.

Esta debería ser una razón para que las relaciones sean fluidas, suponiendo que no lo sean, como lo es también la presencia de fuerzas militares españolas en conflictos al lado de las estadounidenses. ¿Qué ocurre entonces? Desde aquí se observan algunos detalles como la ausencia de una llamada telefónica del nuevo presidente y la escasa atención que le prestó Biden al presidente Sánchez en la cumbre de la Otan.

¿Fueron simples detalles desconsiderados del mandatario norteamericano? Podría ocurrir: para la diplomacia de Washington-España es una potencia de segundo nivel y el interés que despierta en el Departamento de Estado se centra en las relaciones con Latinoamérica. Por eso no faltan quienes piensan que la actitud con el régimen de Venezuela o la dictadura cubana son demasiados condescendientes. Puede influir, sin duda, pero ¿tanto? Quizás existen dudas con declaraciones de Pablo Iglesias en su condición de vicepresidente del Gobierno —ratificadas por la nula sensibilidad diplomática de otros ministros de UP— que pueden despertar suspicacias y temores en la Embajada en Madrid. Tampoco hay que olvidar la afrenta que supuso la actitud del expresidente José Luis Rodríguez Zapatero al paso de la bandera, del cual quedó memoria en ciertos ambientes políticos, pero después del tiempo transcurrido, tampoco parece que sea una justificación.

Las relaciones entre los dos países atravesaron en la historia reciente momentos buenos y regulares. Durante décadas se conservó el odio que los Estados Unidos habían generado en España con su intervención en la independencia de Cuba, Filipinas y Guam, y la apropiación de Puerto Rico.

En tiempos más recientes las relaciones entre Felipe González y Ronald Reagan o José María Aznar y George Bush fueron sólidas. No se intuye razón para que ahora, superada la etapa del histriónico Donald Trump, con un sucesor de la sensatez que se atribuye a Joe Biden, las relaciones no recuperen el nivel pasado.

tracking