Editorial | Apoyo social y empresarial al agua del Órbigo

Ni los argumentos de inviabilidad del planteamiento del regadío con el que el Miteco avanza en la tramitación de las balsas del Órbigo (porque requeriría millonarias inversiones cuando otros proyectos históricos están aún por concluir) ni los del daño que estas infraestructuras causarán al pujante cultivo del lúpulo parecen convencer al Gobierno de la conveniencia de paralizar un procedimiento que tiene enfrente a toda la comarca. Ayer una docena de alcaldes de la zona escenificó en Carrizo un nuevo paso del frente contra la construcción de las balsas de La Rial y Los Morales, otro manifiesto en esta guerra del agua que contó con el apoyo de dos centenares de manifestantes para ratificar el rechazo a un proyecto que avanza con paso firme.

Quizá es un apoyo exiguo a la protesta. Torcer el brazo al ministerio requiere una respuesta social más contundente, y que cuente también con una presencia clara de la industria del lúpulo, que sí está vertebrando la actividad y fijando población en la zona. La contestación ha de ser mayoritaria, o no será suficiente.