Editorial | Las inversiones son más urgentes que nunca

La Diputación ha decidido ya un primer reparto de una pequeña parte de los fondos de los remanentes de 2020 para aumentar partidas destinadas a generar actividad en los municipios y las juntas vecinales, una medida que llevan semanas esperando los ayuntamientos, impacientes por comenzar con la tramitación de las obras que den un respiro a sus empresas locales asfixiadas por la pandemia. Que los ahorros de la institución provincial —156 millones de euros, según el último balance— se pongan a disposición de los pueblos es la mejor forma de dar sentido a su gestión, aunque siguen existiendo impedimentos de carácter burocrático que ponen palos en la rueda y que convierten la administración de estos fondos en un farragoso periplo que impide actuar con agilidad en tiempos como los de ahora, cuando tanta falta hace que la liquidez llegue a los sectores que lo necesitan.

Es cierto que muchos municipios aún tienen pendiente invertir las cuantías de años anteriores pero ello no es óbice para que la Diputación agilice en lo más posible la convocatoria de los planes para que las partidas lleguen cuanto antes a los ayuntamientos cumplidores. No hay que escatimar esfuerzos para que el dinero circule, algo en lo que deben sumar sus fuerzas el equipo de gobierno y los grupos de la oposición, demostrando que el bienestar del mundo rural de esta provincia está por encima de protagonismos y enfrentamientos, con una apuesta firme por el consenso y la aportación de ideas.