Editorial | Irresponsabilidad con la violencia

Asomarse a las redes sociales tiene un buen parecido con el clásico balcón de los ayuntamientos. Cualquier regidor que se precie mide bien lo que dice. Sobran casos a lo largo de la historia, incluso cinematográficos con Pepe Isbert como mejor ejemplo. Un alcalde no puede dar ‘likes’ o retuitear cualquier cosa. Existe una responsabilidad que le debe alejar de todo lo polémico. Empezando por lo violento o que le transmita valores alejados de la normalidad democrática. La torpeza de José Antonio Diez con su ‘ataque nuclear’ a Valladolid podría ser incluso disculpable. Pero solo con un gesto de humildad admitiendo el error. La huida hacia adelante que tanto le gusta al alcalde leonés cuando tropieza le ha vuelto a meter en un enredo. Las críticas desde todos los frentes arrecian. Pero quizá son más sonoros los silencios de quienes en su partido intentan siempre tapar sus desatinos.