El tiempo ha pasado sin que nadie se haya decidido a salvar el Inbiotec

Han pasado cuatro largos meses y muy pocas cosas desde que fue presentado el concurso de acreedores del Inbiotec el pasado 30 de abril. Desde entonces, todo se ha quedado en nada y el instituto está herido de muerte. Los 200.000 euros de deuda que arrastra no permiten la supervivencia de un centro que a lo largo de sus 28 años de historia ha probado sobradamente su capacidad para animar la investigación en la provincia. En su momento, la Diputación fue quien mostró más disposición al anunciar una partida económica pero del resto de instituciones no se ha sabido nada concreto. Ni del Gobierno central y la hipótesis de que el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) asumiese el centro. Ni de la Junta de Castilla y León, con un volumen importante de competencia en materias como la educación o la investigación. Ni de la Universidad, institución fundamental para el Inbiotec, pero que es cierto que tampoco tiene excesivo margen de maniobra en asuntos como éste.

El tiempo ha pasado y el instituto está abocado al cierre y su plantilla al despido. De nuevo se pierde un servicio público ante la indolencia y la inoperatividad de las instituciones. Y además se trata de un centro fundamental, que aporta lo que tanto necesita esta provincia, investigación para impulsar los sectores punteros en los que se debe asentar un futuro con esperanzas.

,Texto

+Texto

GTexto