La crisis de la Sanidad reclama una atención que se hace imposible

Las llamadas de atención sobre los problemas que acumula la Sanidad son reiterados desde hace tiempo. Quizá sea un buen ejemplo de las consecuencias que generan las autonomías y esa territorialización excesiva que lleva a que España pueda asemejarse a un reino de taifas. Repasando la prensa provincial se puede hacer un buen diagnóstico de los problemas reales que acumula el país y que no siempre se perciben por la cesión de competencias. Las carencias en materia de personal, los problemas por la falta de personal en el mundo rural, las esperas médicas... son conflictos muy graves compartidos por la práctica totalidad del territorio nacional. Ocurre algo parecido con la Educación, también con déficits y faltas de presupuestos que no siempre se perciben con la necesaria globalidad.

Parece que nadie puede negar que existe un déficit evidente en el sistema sanitario. Los presupuestos son insuficientes y hay graves desfases en la atención, que justifican los enfados de la población. Por cierto, unos usuarios de la Sanidad que en los estudios suelen otorgarle una buena nota, especialmente al trato recibido de los profesionales.

Otro problema generalizado es la ausencia de médicos o enfermeras. Son múltiples los factores y probablemente requieren un debate sereno, escuchando a los que saben, y no olvidando nunca que los conflictos no suelen solventarse solos y en este caso las previsiones apuntan a un progresivo deterioro con las jubilaciones masivas que habrá en los próximos años.

Probablemente todo esto debería acaparar mucha más atención en los debates públicos y en los foros parlamentarios. Lo que de verdad importa, las terribles esperas por consultas de los usuarios de la sanidad, no se aborda con un mínimo de garantías. Parece que tiene razón Pedro Sánchez cuando avisa del exceso de fango que existe en la política española. En su partido se afanan por darle la razón a diario. Ayer mismo, el alcalde de León, José Antonio Diez, hizo una buena demostración lanzándose de cabeza al enésimo charco para buscar rédito achacando el exceso de mortalidad a las carencias sanitarias de León. Parece evidente que esa atención que requiere la Sanidad no pasa por ese afán de politizarla. Sin duda, merece mucha atención y mucho rigor. En juego está un derecho básico, que se ve relegado y degradado.