Diario de León

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eo en el prólogo de Gómez de la Serna a su novela : «Cada vez estoy más convencido de que decir las cosas con sentido no tiene sentido». Gran verdad. Y muy vigente, ante la que no cabe más que asentir y hacer una genuflexión. A mí mejor me habla usted en polaco, porque si me habla y lo entiendo lo mismo he de mandarle a mis padrinos. En efecto, el sinsentido no puede ser contado en clarito, sino en absurdo. Por ello, eso de … lo entendemos todos, porque no hay nada que entender. Es decir, entendemos que no entendemos. Algo es algo. Por ejemplo, la pasada derrota del El Real Madrid por 3-7 ante el Atlético de Madrid solo cabe ser explicada en surrealista, como hizo Zidane y ha repetido Sergio Ramos: «Pensamos que era un amistoso». Mucho mejor así, las explicaciones en kafkiano. Ahora bien, con amigos como esos ¿quién necesita enemigos? Con ciertos socios de gobierno, ¿quién necesita oposición? Leo en el periódico que han encontrado un planeta habitable. Qué bien, me digo, porque en la playa de Benidorm no cabe Kiko Rivera ni de canto. ¿Y por qué es habitable tal planeta? Porque estaríamos solo a menos 53 grados, nada que unos marianos y unas sopas de ajo no puedan calentar. Ahora bien, tal temperatura es en verano y a la sombra. En fin, un sinsentido.  

Leo que los restos de Leopoldo María Panero descansarán en Astorga, desde este mes. Descansar en un verbo apropiado para quien habitó en los infiernos. Por cierto, su padre don Leopoldo, uno de los grandes poetas españoles de su tiempo, aunque no reconocido por quienes mezclan el tocino con la política, fue a esperar al exiliado Vela Zanetti a su llegada a Barajas, en 1960. Eran muy amigos. Y es que como escribe en dicho prólogo el inventor de las greguerías: «¿Quién sabe cómo es la vida? Nos sorprenderá siempre».  

Fui a la Biblioteca Pública y me traje uno de los libros que a veces el centro regala a sus usuarios, procedentes de donaciones y de los que ya tiene varios ejemplares. La empleada leyó en voz alta el título y se sonrió con sorna al ver que había escogido . Fue como decirme: . Me cogió el sinsentido lector al vuelo.

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