Diario de León

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Se comprende la frustración del PSOE leonés, sección Castilla, cuando la empresa postal dijo que nones; que ya bastante hacía con llevar las cartas a casa Dios, las notificaciones y certificados de la CHD y la DGT a anacoretas en tierras donde Cristo dio las tres voces, como para acarrear, encima, con los billetes para saldar las multas y los apremios. La culpa es del sistema, que hizo de la banca (la gran banca, decía Camacho) policía política, vigía y garante de este esquema piramidal que lima la pasta de abajo a arriba, como el rollo de carne del kebab, pero cortado a contrapelo. Sin cuenta, no existes. Ni tarjeta sanitaria, ni dni. Hay que buscar al que empujó a este giro legislativo que colocó las oficinas bancarias con el estatus de comisarías en las que sellar la libertad condicional; igualito que con los que decidieron prohibir el diésel de aquí a quince años. Existen, porque cobran nómina de diputados; pero nadie recuerda cuándo, ni cómo los votó. La clase extractiva que chupa la sangre de la gente, de Von der Leyen a ese JFK de la estepa mesetaria, de la junta de porta hoces a los gobernadores y gobernadoras de las ínsulas tomadas al asalto, aprieta culos con espaldas para defender el negociete. Los bancos están sobrevalorados. Prueba de que no tienen ni dinero, ni un clavel, es que nadie planea un atraco para dar el golpe del siglo; ya es más fácil retirarse de las calles con el euromillones que con el botín (jajá) obtenido por reventar la caja fuerte de la hijuela de Argentaria. Es mejor que los políticos, los de la sección castellana del PSOE de León también, se ahorren la molestia de cortejar un voto con la carraca del servicio financiero en lugares en los que el concepto de muchedumbre se troquela con la media docena de almas que hacen cola para poner al día la cartilla. Otro eufemismo, tan burocrático, tan maléfico, tan resiliente, tan transitorio y tan justo, tan Matrix, para distraer a la víctima del principal propósito del agresor. El banco es útil en el control del rebaño; en el algoritmo que pide la sala de ensayos liberticidas que falló a las puertas de la fábrica de armas de Trubia. La pasta ya no se guarda en los bancos. Si no, ahí está Sariegos. El municipio con mayor renta per cápita del pobre León; y ni un cajero a mano, oye.

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