Diario de León

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Los leoneses siempre fuimos gente ilusionada; embobados con los sueños que soñamos (lo que equivale a atragantarse con el vómito). Se nos puso entre ceja y ceja ir a la Uefa y empezamos la obra por el estadio. Y se evitó el sonrojo de que la moviola del día después, la semilla del Var, pillara a la Cultu desde la azotea que daba vista al marcador del fondo norte de la Puentecilla; lo primero, el Amilivia Arena, que los campeonatos necesitan de teatros adecuados a la dimensión del drama; de paso, le arreglamos a escote la cuenta de resultados de dos o tres ejercicios al imperio de las hormigoneras, cuando en aquel momento tan conmemorado no se ponía el sol. Se conoce que la lección de soberbia no cayó en saco roto. El fracaso del exceso sirvió para polarizar definitivamente a la sociedad leonesa; los que asumen como propios los retos para seguir encima de la yegua y los que tienen el abdomen morado de reír a mandíbula batiente por las ocurrencias con las que se trata de mantener activa la fe. Los que creen que León va a ser sede de la ciberseguridad europea, luego de un pulso titánico de fuerzas ocultas ante los valones, los alemanes del Bayern (otro guiño a aquella Champions League que le espera al Reino de tercera), la emergente Polonia y la heroica Bucarest que sobrevivió a los Ceaucescu, y la cofradía del desengaño, que donde ve propuesta no lee otra cosa que fábula. León va a ser a Europa lo que Virginia en USA, pero sin dinero para proyectos faraónicos, dos travesaños y un muro que acaben con la rotonda de la Granja, monumento al amor que tienen los políticos a esta tierra. Cuando el premier de La Moncloa escribió ciudad bien comunicada en la epístola de la apuesta por León, se refería a la circunvalación con semáforos; o a la ronda norte, que muere en la herradura que apuntala a los caciques locales. Es que no sabéis lo que cuesta conseguir inversiones para León, se excusó hace unos años un político amoldado al poder para razonar este tiovivo de tramoyas recurrentes. Esta de la capitalidad, la manejan los mismos que entre Villomar y Mansilla colocaron cinco avisos que succionan dirección a Valladolid sin que la N-601 tenga ni un mísero indicador de salida a los Picos de Europa. No caben dudas con la sede cibersegura. Las disipó todas la entrada en escena de la Junta, con intención de apoyar la candidatura leonesa, parece.

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