Diario de León

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No hay foco de negocio en León que mueva más billetes que los pinos y la concesionaria de la inspección de vehículos. Ya lo sabíamos antes de que los chinos pusieran la madera en la lista de antojos y otras apetencias glotonas que convierten las materias primas en plato preferido del menú diario de ese híbrido que tiene el capitalismo en el bazo y el comunismo en la cabeza. Da igual trigo que lomo de cerdo; leche, hierro o tierras raras para dar fondo a las baterías de los aparatos que empaquetan por toneladas en la ventanilla virtual de la compra por clic clac. Y carne, principal causa por la que se le recomienda al mundo libre que introduzca la alfalfa, la quinoa y la soja en la base de su pirámide alimenticia. El caso es que los chinos quieren madera, y no árboles; razón de más para recordar a los políticos leoneses la estrategia que debería contener el principal soporte de la riqueza forestal, y evitar su salida por la misma puerta que sacaron el carbón y dejaron a los habitantes de este territorio compuestos y sin nómina, ni otro ingreso que llevarse a la boca que eso que llaman beneficencia. Hace años que un alcalde leonés compareció en una de esas comisiones que llenan el tiempo de los salones del Senado o el Congreso entre verano y verano y, al hilo de poner freno a la despoblación, sugirió que sería bueno evitar que la materia prima se esfumara, así, de gañote. Que se creara industria auxiliar, valor añadido, empleo, el mismo que desde hace años alimentan los pinos leoneses en tierras lejanas, donde la administración autonómica se ha encargado ya de alentar un hub, que en leonés castizo es tinglado. En paladín, que los pinos de León emigran para ser madera. Aserrín, aserrán. La madera que apetece ahora la termita china, hace que los ciegos vean el expolio que significa regalar un camión de pinos y tratar, luego, de comprar una tabla. Así de simple, sin abundar en el escarnio del proceso de adjudicación de las cortas y el reparto de migajas (que es materia de fiscal) o en el arma cargada contra la seguridad vial que disparan treinta toneladas de troncos en caminos de cabras donde no se revuelven dos seiscientos, con la DGT y la Diputación a uvas, como el que ve llover. Hay 13 representantes de León en las Cortes de Valladolid. Ninguno pregunta por la iteuve. Ninguna pregunta por los pinos.

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