Diario de León

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Los datos que arroja el terrible incendio de la Sierra de la Culebra en Zamora nos ha dejado a todos perplejos, por ser ya considerado el incendio más grave de la historia de Castilla y León, y posiblemente de España. En casi un abrir y un cerrar de ojos el fuego ha devorado cerca de 30.000 hectáreas, casi la misma superficie que la registrada el año pasado en el conjunto de la comunidad, cuando los 1.035 incendios declarados dejaron tras de sí 28.690 hectáreas de desolación y destrucción. Sólo el de Zamora lleva ya 30.000 hectáreas arrasadas, a las que hay que sumar las 3.733 que son las que se han quemado en el resto de las provincias en lo que va de 2022, y lo que te rondaré morena, ya que la temporada, vamos a dejar de calificarla como de bajo o alto riesgo, ya que ha quedado demostrado que eso no sirve para nada, viene complicada, y para ejemplo un botón.

En los dos últimos años, la provincia de León ha dejado de ostentar el título de la provincia con los incendios forestales más graves, que era lo que siempre se desprendía de los balances anuales.

En nuestra retina y en nuestro corazón están graves incendios de los que todavía estamos pagando las consecuencias. Este año se cumple una década del terrible incendio de Castrocontrigo que arrasó 11.724 hectáreas de superficie, en su mayoría arbolada. En su recuperación, la Junta de Castilla y León y León lleva invertidos más de 13 millones de euros, lo que significa que con la miseria que anunció el miércoles el presidente Pedro Sánchez en su visita a Zamora no tienen ni para empezar a reconstruir esas 30.000 hectáreas de recurso natural, turístico, agroganadero y de observación de especies como el emblemático lobo.

Zamora somos todos, somos más León que nunca, porque esa herida que sufren ahora ellos la hemos vivido en nuestras carnes. Esa sensación de impotencia al ver que tu vida se desintegra al paso implacable del fuego, esa desesperación porque los medios no alcanzan a cubrir la tragedia, y esa impotencia al constatar que no se hace todo lo que sería deseable para evitar estos desastres ambientales para los que estábamos más que avisados, pero que inexplicablemente nos pilló con el paso cambiado.

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