Las hordas

Es tiempo, todo el tiempo, de mercadeo político y mediático. Y en época de temporal remover el charco de los avances en los derechos de las mujeres siempre sale rentable. No hay resquicio político que se resista a sacar tajada. Y en la era de populismos y extremismos toda salida de tono transmuta en un ensordecedor graznido de oportunistas, y un no menos chirriante coro de silencios consentidores.

Quizá toda la polémica tuercebrazos del socio de gobierno en la Junta sea poco más que ruido. Porque eso es lo que interesa. El mordisco que se lanza sin importar las consecuencias porque no hay cuentas que rendir detrás, pero se babea recompensa en el horizonte.

Quizá porque la mezquindad no tiene límite. Cómo interpretar si no los aberrantes ataques recibidos por el ministro Garzón al anunciar el nacimiento de su tercer hijo. Las redes han vomitado como saben y suelen. Repugnante.

Táchenlo de un populismo más, pero es experiencia. Una de muchas. Hace años acudí al ginecólogo al grito de ‘me duele mucho este ovario’. «Los ovarios no duelen», respondió seco el galeno, sin levantar la vista del papelajo que traía entre las manos. ¡Qué sabrás tú!, reburdiaron mis adentros, maliciando que lo mismo sabía él de lo que yo le hablaba que yo del dolor de pillarse los huevos con la tapa del piano. Externalicé una educación basada en los principios de la corrección (y el sentido práctico desarrollado con los años frente al que tiene la sartén por el mango) y maticé: «Me duele por aquí, por donde el ovario».

Recuerdo también asistir patidifusa a una charla de un doctor dedicado profesionalmente a lo femenino que aseguró con gran aplomo que una mujer, tras hacer lo que hay que hacer para el caso, nota perfectamente en su cuerpo el instante mismo de la concepción y todo cambia para ella. Parte de la audiencia sonrió arrobada (por el espejismo, evidentemente) y otra calló prudente ante la insensatez. Está claro que hablar es gratis, y al juramento hipocrático le hace falta aún hoy una buena dosis de avance en lo que a los asuntos de salud exclusivamente femenina se refiere. En cuanto a las polémicas actuales que nos atruenan, ya Bertrand Russell dijo que gran parte de las dificultades que atraviesa el mundo se deben a que los ignorantes están completamente seguros y los inteligentes llenos de dudas. Multiplíquenlo por el tiempo que ha pasado desde que lo sentenció.