Diario de León

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Iimagínate un libro que no es un libro librote sino un amenísimo paseo con animado relato a una niña de este ahora de ruido y ficción para que vaya descubriendo ahí la celestial cara humana de viejos mitos griegos que aún laten con pulso vigoroso en no pocos de los nuestros. Y si es «magister» quien guía el paseo narrativo, magistral es la lección haciendo que Orfeo, Niobe, Aracne, Deméter y Narciso echen a andar de nuevo en su advertencia y misterio, confirmándose una vez más aquí el oficio y vocación de su autor, Venancio Iglesias , como profesor y también maestro en lo hondo y en lo aéreo, en la geometría de la letra y en la música del pensamiento. « Pentemíthía , cinco mitos » se titula esta obra intensa y sugerente para leer mascando, releer gozando... y volver a aprender.

Imagina a esa niña de hoy, adolescente inquieta que fue acunada bajo un abigarrado retablo de sueños animados y poderosas heroínas, tierras medias, anillos de señor, tronos en juego, jarripoters o bellas bestias... imagínala descubriendo asombrada y fascinada en este pequeño gran libro un mundo aún más trepidante, una desconocida y poblada galaxia de dioses hechos a nuestra imagen y semejanza, y no al revés, un baile de seductores personajes que le enseñarán a entender la materia de la que se hace el alma y los pies del horizonte... y especialmente nuestras pasiones. Conociendo la huella de estos mitos podrá llegar sin duda a conocerse mejor a sí misma y, sobre todo, a los demás, única forma de entender la vida. Y porque leyendo este «Pentemíthía» no sólo descubrirá la amena faceta pedagógica de Venancio, sino un lenguaje literario que aquí borda en luminoso, poético y contundente sirviéndole también para hablar de este hoy que enhebra atinadamente en sus líneas. Es, por resumir, un libro de aprovechamiento. Y de un repasarse a sí mismo. Y si digo que es una joya literaria en toda regla, no lo tomes como halago al amigo. Lo es. Tiene preciosismo. Y cuánto celebro que la cabeza de Venancio siga en borbotón fértil eludiendo las maldiciones a las que tiene derecho.

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