Diario de León

Creado:

Actualizado:

E llos, próceres y gente distinguida, son la referencia social y nuestra principal escuela de valores. Así les vemos desde nuestro pupitre aprendiendo de ellos lo malo y no lo bueno, que además les escasea. Ellos nos inspiran al estar en lo más alto de la consideración social, del poder o la fama y, desde esa altura, convierten su ejemplo en doctrina vertical para un pueblo muy atento a su catecismo de mañas, alfombras sobre barreduras y esos velos leguleyos que ocultan al impune ladrón fiscal con dineros huídos a lejanías y paraísos. Desde un premio Nóbel al listín asaltahuertos caben en la ya popular y poblada lista  Pandora  todas las categorías de fortunas, fondos, finanzas o poderes, incluidos cincuenta jefes y exjefes de estado que asoman ahí con fondos podridos, empresas parapeto o entramados de pirueta financiera.

Bonito ejemplo. No pudo esperarlo mejor ni más contagioso este pueblo que, por español, es genéticamente pícaro sisador y que mañana mismo, si tuviera la ocasión o la suerte, trampearía tanto o más que ellos (del rey abajo, todos) para nadar un día en abundancias que le permitan ir jodiendo siempre a alguien, al común, a un socio... gozo íntimo que les acerca al orgasmo (y de esto ya nunca se cura uno). Nadie quiere reconocerlo públicamente, aunque sí en corrillo privado hasta con alardes y burlas burlando, porque hay un undécimo mandamiento que se cayó de la lista y, sin embargo, es con gran diferencia el más cumplido de todos... ¡y por todos!:  Estafarás al Fisco por la gloria de Dios don Dinero .

En realidad, ¿quién se sorprende en este nuevo escándalo de evasores y tramposos?; todo lo más que nos cabe es algún chasco o sorpresón al ver ahí gente con su sambenito a la que admirábamos o parecía fiable (y nos cabe también una secreta envidia bajo airada indignación). Pero la sorpresa no nos cabe con el leonés que descolla en esa reunión de evasores: Victorino Alonso. Es otra más en su crónica rutina delictiva e invitando otra vez a la decepcionante evidencia: también su impunidad será en este caso rutina.

tracking