Diario de León

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Tras horas de fútbol con prórrogas y penaltis hoy se llega al final de una Eurocopa donde la igualdad de las selecciones, véase en las eliminatorias, y el número de goles marcados han sido las características predominantes en cada partido. Punto y final a una competición que para los equipos ha sido un recorrido turístico de sede en sede, un formato que no ha convencido y que esperemos no se vuelva a repetir. Es una competición para jugar y disfrutar del fútbol, no para ir recorriendo países como si de una tourneé se tratara. La Uefa debe tomar buena nota y cambiar a lo que se venía haciendo anteriormente.

Ciñéndonos al tema deportivo, Italia e Inglaterra han llegado a la gran final, bien por aciertos en los momentos claves o por decisiones discutidas, donde luego han sabido ponerle la guinda, para ir pasando la eliminatoria. El fútbol premia a quien mete goles, no al que practica un buen estilo de juego y lleva el control del balón, porque si eso no tiene una definición efectiva, el resultado es más de lo mismo, todo muy bonito pero nos vamos para casa, véase España.

Italia ha sido la selección que ha demostrado más contundencia y solidez en todas sus líneas, con la correspondiente ley del martillo cuando el rival le salía respondón, aprovechando la más mínima oportunidad cuando surgía. Una escuadra solvente y muy aguerrida, con una mezcla de esa forma defensiva azzurra tradicional y un buen juego control y rápido, cuando se trata de atacar. Sus 33 partidos consecutivos sin conocer la derrota así lo atestiguan. Por su parte Inglaterra, que menos un partido ha jugado siempre en casa, ha exhibido un juego de fuerza y calidad con el control del balón y consistencia en los balones aéreos, así como en su fortaleza defensiva. Una final con ideas distintas y estilos diferentes.

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