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Ciudadano Óscar López

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Con demasiada frecuencia, leo, veo y escucho alusiones a los orígenes, moradas y sencillamente el deambular del ciudadano, por su vecindad, Óscar López. Reconozco que no me gusta nada ni la forma ni el fondo con que se utiliza sobre todo por determinadas personas. Y me incomoda más cuando son respon sables bien sean orgánicos o partidarios y mucho peor cuando son responsables políticos pertenecientes al Gobierno de mi Comunidad.

El ciudadano castellano y leonés, o castellanoleonés Óscar López, es, ni más ni menos, que el líder y Secretario General de los socialistas de Castilla y León, elegido democráticamente en el último Congreso del PSCL-PSOE. Por lo tanto, tiene toda la legitimidad para determinar su residencia, no sólo porque es un derecho constitucional -"artículo 19 de la Carta Magna-", sino también porque es el principal referente de una fuerza política y social, y, en términos representativos, es la segunda persona en importancia política de nuestra Comunidad. Por cierto, que yo sepa, tiene censo, vecindad y ciudadanía en la bonita localidad de sus padres y abuelos: Riaza.

Por otro lado, es bueno que se sepa, que Óscar López no es aún el candidato. Es miembro del Congreso de los Diputados por la querida provincia de Segovia, y como tal, un representante de los ciudadanos españoles, con responsabilidades muy importantes en las Cortes Generales. Entre otras, y en relación con Castilla y León, ponente de la última reforma de nuestro Estatuto. Quiero expresar mis convicciones y mis sentimientos respecto a la recuperación de ciudadanos para nuestra Comunidad.

Estoy contento de que se inicie el recorrido contrario al hasta ahora producido como hemos venido sufriendo, comprobando cómo muchos de nuestros jóvenes trabajadores, técnicos y universitarios muy preparados se han tenido que marchar para otros territorios. Yo conozco a muchos padres y abuelos, como los de Óscar, que buscando futuro para sus hijos emigraron dentro y fuera de España. Este es el caso. Por eso cuando compruebo que una persona joven y manifiestamente preparada con muchas expectativas en el ámbito del espacio político nacional, decide hacer el regreso a Castilla y León, me produce satisfacción, porque entre otras cosas todos nos beneficiamos, cualquiera que s ea la ideología y la orientación de su voto y militancia si la tuviera.

No quiero caer en la tentación de relatar algunas biografías de colegas que han presidido, como yo, nuestra Comunidad y que terminaron utilizándola como trampolín para otros objetivos, seguramente legítimos, pero fuera de Castilla y León. Dice Carlos Fuentes, cuando pone en boca de un personaje, que: «sólo será visto como buen presidente, si se sabe ser un buen expresidente». Que cada uno se aplique el cuento. Estando de acuerdo con el famoso escritor, quisiera añadir por mi cuenta, y dirigiéndome a Óscar López, por si me lees, que tampoco se podrá ser un buen presidente, si no se es un buen candidato. Por lo que me gustaría, ahora y para cuando seas el candidato, que tu estilo y comportamiento, como lo viene siendo, se corresponda con la mejor tradición de los buenos ciudadanos de nuestra tierra, hombres y mujeres generosos, recios y leales. Que baste un apretón de manos para sellar y cumplir un acuerdo. Es evidente que hay muchas personas que creen que para hacer política, y en el fragor de los debates, todo vale. Incluso quien piensa que la interpretación y la defensa de sus estrategias y valoración de las ideas y propuestas alternativas han de examinarse a la luz de la psicología y hasta la psiquiatría o el psicoanálisis.

Mi opinión es que en la política, como en la vida, hay que hacerlo con altura de miras y esfuerzos por todas las partes, de buena fe y juego limpio. Un buen ejemplo de lo que quiero decir, y no precisamente muy elegante, es: «atacar» en sede parlamentaria a quien no se puede defender. Como se dice en derecho, cuando no hay «igualdad de armas».

Estoy convencido de que en los comportamientos que se vienen produciendo, cada vez con mayor frecuencia, no existe una intencionalidad malévola ni xenófoba. Pero bueno será que atemperemos, todos, nuestras actitudes y elevemos el nivel del debate a la altura que esperan y merecen nuestros paisanos. Distinguiendo con claridad lo que es la legítima defensa partidaria de lo que son asuntos de Estado. Estado de la Comunidad.

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