Diario de León
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La aspillera | vicente pueyo

L a liberación de Alicia Gámez, la cooperante catalana secuestrada junto a dos compañeros de la ONG Barcelona Acció Solidària, es, primero y por encima de todo, un motivo de satisfacción que invita a dejar momentáneamente aparcados otros argumentos vinculados a este complejo y doloroso episodio para sumarse a la alegría de sus familiares y amigos. Pero esa hidra de mil cabezas que es internet no descansa jamás y ha faltado tiempo para que, junto a las enhorabuenas y felicitaciones, se hayan suscitado numerosos comentarios que, sin menosprecio de la libertad de expresión, sí que adolecen de ese tacto y buen sentido que aconsejaría al menos esperar un poco antes de tirarse a la piscina. Viene al caso esta reflexión al leer algunas de esas entradas en las que, junto a la alegría por la liberación, se invita a distinguir entre cooperantes y «turistas solidarios»... No pueden dejarse en el aire cosas como éstas, ni tampoco poner en el acento -justo en estos momentos- en «lo que hemos pagado o vamos a pagar», ni argumentar que quienes asumen este tipo de riesgos «deben también asumir su coste», cuando lo que nos importa de forma prioritaria es la vida de las personas. Hay cierto grado de impiedad en la ligereza que se aprecia en este tipo de comentarios un tanto asilvestrados y desde luego poco oportunos. Es muy fácil, desde un cómodo sillón, a 20º de temperatura ambiente, criticar las cosas antes de irte a comer un bistec de ternera. Es mucho más difícil mojarse, bajar a la arena, comprometerse con los más desfavorecidos.

Alicia, como sus compañeros Albert y Roque, son merecedores del máximo respeto como lo son la inmensa mayoría de quienes deciden no quedarse quietos y pasar a la acción. Estos movimientos sociales nacidos en las sociedades del Primer Mundo son la savia más fresca y esperanzadora. Ya son, somos, muchos, los que tenemos amigos o familiares comprometidos en alguno de los objetivos que defienden las organizaciones no gubernamentales. Por eso la información suele ser de primera mano. Estas personas son también los primeros e implacables críticos con lo que ven, -que en ocasiones no les gusta nada-, como es la excesiva burocratización de algunas de estas organizaciones o el descontrol de otras a la hora de distribuir racionalmente los recursos que reciben. Ahí sí hay materia y graves contradicciones. Y hay mucho que trabajar entre las élites dirigentes, y muchas veces corruptas de esos países, para que esa labor generosa de los cooperantes dé frutos que sean de verdad duraderos.

Pero ellos, ese ejército solidario y desprendido, no tienen nada de «turistas solidarios» sino que forman parte de lo mejor de nuestra sociedad, la más positiva y rebelde, la más inconformista; la más dispuesta a levantar el culo de su asiento para curar, para buscar pozos, para crear cooperativas, para enseñar a leer, para enseñar a reír. Aunque a veces los fanáticos lo pongan tan difícil.

Bienvenida seas Alicia y ojalá que tus compañeros estén pronto en casa. Vuestro ejemplo y entrega son oro puro. 1396927554

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