Diario de León
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Un cura laico en Rabanal del Camino

Conforme, parece un contrasentido... y de alguna manera lo es, pero eso es lo que deduzco ante la extraña situación que están provocando algunas personas más o menos vinculadas, más o menos residentes (?) en el pueblo de Rabanal del Camino.

Con la independencia que me da el no ser vecino de dicho pueblo, con el cariño y recuerdos que se generan en mi mente y con los sentimientos de afecto que suponen estos lugares del Camino de Santiago, quiero llevar a la reflexión y a la sensatez a las personas de buena voluntad que tengan la paciencia de leerme. En el año 1989 pasé y conocí por primera vez ese entrañable pueblo. Por motivos personales, que no deportivos, hacía el camino arropado por otro buen amigo. Llegamos avanzada la tarde, anocheciendo, y al preguntar dónde podíamos comer algo nos indicaron que en el bar de «la Chonina». Allí fuimos, y esta amable señora nos indicó que después de encerrar sus vacas podría hacernos algo de cena, como así ocurrió.

Buena gente, pueblo pobre, pocas instalaciones, pero los peregrinos parábamos agradecidos antes de subir al Foncebadón. No recuerdo que hubiera cura fijo, ni la Iglesia, bastante deteriorada, por cierto, estuviera abierta.

Años posteriores, por otros pasos circunstanciales, recordando nuestra peregrinación, mi amigo y yo descubrimos con alegría que se habían instalado varios refugios, algún hotel, ciertos restaurantes, etc. y había una pequeña fundación monástica con tres monjes.

Grande fue nuestra alegría de ver reforzadas todas estas posibilidades del pueblo y el culto permanente asegurado por estos monjes, que nos parecieron gente joven y con espíritu de servicio, así como entregados a su particular carisma de atender a los peregrinos.

Nos han llegado en este último año, somos zaragozanos, una increíble noticia sobre la continuidad o no de dichos monjes y todo ello debido a ciertas e inexplicables diferencias con personas relacionadas o residentes en dicha localidad.

Hecha alguna averiguación sobre los porqués y las razones de dicho conflicto, nuestro asombro ha ido en aumento, pues no sólo no encontramos explicaciones al asunto, sino que sospechamos extraños intereses, fobias o frustraciones de personas que no sé si son conscientes del daño que pueden ocasionar tanto al pueblo y peregrinos como a su atención religiosa. Tres sacerdotes jóvenes, con una vocación monástica, pero aplicada a la atención del peregrino y en un lugar de los montes de León, como es Rabanal, es una especie de suerte, lujo o don de Dios que no sé si sabemos o saben apreciar algunas personas.

Pero,... ¿qué es lo que quiere ese, al parecer, grupo opositor?. ¿Un pobre cura con diez parroquias que asistir, al cual dirigir en determinadas ocasiones e imponiéndole quizás costumbre que ni el mismo puede valorar, controlar o darles el verdadero y profundo sentido religioso?

¿Un especie de cura «laico» sólo para fiestas y otros asuntos más bien profanos pero con ciertos adornos más o menos religiosos en las formas?.

Increíble. No quiero ni pensar la preocupación que debe tener el obispo correspondiente, sabiendo la escasez de sacerdotes, al prever, con toda la razón del mundo, que estos monjes-sacerdotes pueden dejar esta zona y su atención pastoral de la misma.

Cierto que la vocación concreta de un monje, aún siendo el mismo fin que le mueve respecto a un sacerdote diocesano, tiene características y prácticas diarias diferentes. Sin embargo, no es menos cierto que «tienen derecho a ello» y, por lo tanto, hay que respetar sus usos y costumbres diferentes en parte a las de un típico «cura de pueblo».

No sé cuánto puede durar esta situación, ni qué explicación darán o nos darán a los peregrinos cuando hayan conseguido la supuesta «victoria» de que se vayan a otra parte, a otro monasterio, pero lo van a tener difícil. Solamente una absurda cerrazón, sectarismo, o sentimiento antirreligioso y un tanto caciquil pueden explicar estos extraños comportamientos.

¡En fin!, a veces los humanos tenemos tesoros que no sabemos apreciar pero siempre habrá un lugar u otras personas que opinen más acertadamente y los reciban, no como un problema, sino como una bendición. Esperemos que esto no ocurra en Rabanal, aunque sólo sea por no soportar las teorías justificativas de los responsables.

Miguel Ángel López-Madrazo. zaragoza

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