Cultural, Profutle, Ayuntamiento...

Acabo de firmar el contrato de cesión de mis acciones de Profutle y que en su conjunto hemos valorado en un euro. Llegados a este punto y al igual que el resto de los socios, con todas las ganas del mundo. Interesadamente se da por hecho que se han puesto problemas para vender, que se nos empuja a hacerlo, cuando la realidad es que de un año, quizás dos, a esta parte, ante una oferta mínimamente seria ( como parece ser la que llega a través del ayuntamiento) lo hubiésemos hecho ya. (¿Cuánto hace que se viene ofertando nuestras acciones al precio que hemos confirmado hoy?). El caso es que con esta firma he enterrado un montón de ilusiones y no menos dinero.

Soy el abonado nº 213 de la Cultural. Mis hijos también lo son (el mayor es socio del equipo antes de haber estado inscrito en el Registro Civil.) Tengo cuarenta y pico años y mis recuerdos culturalistas se remontan ya al viejo Amilivia, de mi fondo sur, del marcador simultáneo o de partidos como los del Sevilla o del Zaragoza... Creo que me puedo sentir al menos tan culturalista como cualquiera de los culturalistas (aunque según están las cosas parece que los hay más y menos). En el año 2001 el Ayuntamiento de León se dirigió al empresariado leonés (no al contrario) con urgencia, para intentar revivir un equipo agonizante de una anemia extrema, fruto de la desnutrición y el desangre provocado por la dura travesía tenida en los últimos 20 años por la 2ªB y laTercera División. Y ahí estaba yo (y el resto de los compañeros) con el mismo conocimiento de fútbol que cualquier otro aficionado pero con la ilusión y la posibilidad de echar una mano a tu equipo. (Cuando hablo de echar una mano, me refiero a poner dinero y quien me conoce sabe que no me sobra). Si no hubiésemos estado ahí, la Cultu habría desaparecido. La otra alternativa de entonces (el grupo representado por Javier Baena) gracias a la prensa local en general, no tuvo ninguna opción. La virulencia de la campaña de desprestigio personal que sufrió Baena me dolió hasta a mí. Aconsejaría a alguno echar mano de hemerotecas y radiotecas (no se si se dice así, pero se me entiende). Seguro que se acongojan.

En cualquier caso los objetivos eran a nivel deportivo, un equipo en 2ªA en un plazo de 5 años con un porcentaje al menos de jugadores de la cantera (es tan poco factible conseguir amplios objetivos con toda la gente de casa como fichar 18 jugadores todos los años) y a nivel económico, el paulatino saneamiento de las cuentas. Rápidamente me di cuenta (al igual que otros compañeros de plataforma) que el primer objetivo se iba al traste. La euforia desatada con la fase de ascenso perdida con el Xerez, y como dice José Mota «el ansia que nos puede» de querer ascender, hicieron que nunca hubiera entrenador ni jugadores que valiesen para la afición. ¡Cómo para salir un chaval de la cantera! La directiva se dejó llevar. Grave error. Con ello el segundo objetivo, el económico, poco a poco también se fue diluyendo. No hay dinero, pero si la afición pide cabezas sin más se les echan, indemnizan y se traen a otros. Acabado el problema. Para más inri, todos los meses nos llegaba una ecografía sorpresa del enfermo, con 8 ó 18 años de retraso. Cada una por supuesto nos costaba un riñón. Nos dimos cuenta de que el enfermo no sólo estaba anémico como nos dijeron, sino que tenía unos cuantos tumores y de los malos. Al menos (y no es un consuelo) ya sabemos la deuda que había en el 2001. Para rematar el asunto, entre el ayuntamiento y una sociedad de constructores dieron a luz lo que en principio parecía una buena idea y al final resultó un fiasco como Agelco. Con ello y según mi percepción, el espíritu inicial de Profutle se desvaneció.

Por cierto a todo esto, también yo tuve mi parte de culpa, porque cuando se me propuso participar en la directiva, rehusé (o sea que culpable por omisión). Me duele como en estos días a Domingo Cueto, De Celis etcétera y por extensión a todos aquellos que aún en desacuerdo con el rumbo que tomó el club también somos socios de Profutle, se nos ponga en tela de juicio nuestro sentimiento por la Cultu.

Que la cosa no salió bien seguro, pero entonces estuvimos cuando y dónde había que estar. Si llego a saber que íbamos a quedar tan escaldados... En cualquier caso me van a permitir una reflexión: Con tantos años de socio no crean que no me he dado cuenta de que el ahora Reino de León, sólo se llena para abrigar al equipo cuando viene el Barsa o en las fases de ascenso (eso si no perdemos los 2 primeros partidos) y que al 99.5 % de los partidos vamos los 1.500 de siempre. (Por cierto nada que no pase en otros sitios). De cómo Duviz tuvo que dejar de venir a animar porque con el mal humor no le hacíamos ni puñetero caso, o como la Peña el Tambor (quizá era la del botijo ) tuvo que dejar las charangas porque nos quejábamos de que metían ruido. A los Cazurros, Rampantes etcétera, ¿no se os cae el alma a los pies cuando un domingo sí y otro también no os sigue nadie cuando os desgañitais animando? Y qué me decís de cómo las voces siempre se las llevaban los Cascones, los Negrales, los Joses, los Pérez o los Samis de turno (o sea los de casa). Los aplausos por supuesto eran para los Paulinos botas de vino. Con esto y viendo la respuesta que tuvo la convocatoria de la marcha del otro día en un momento crucial y de tanto valor simbólico, me da miedo hacer la siguiente pregunta: ¿hay en León afición para tener un equipo más allá de dónde estamos? Cuántas veces he oído eso de que cuando estábamos en Segunda venían 8.000 al campo. O sea, que me entere yo, sólo hay afición de bandera cuando se está en Segunda o más. Pues vale. En fin, no creo que haya nadie que quiera más que yo que esto siga adelante.

El atragantón de este fin de semana nos lo podíamos haber ahorrado. Tanto Ayuntamiento como Profutle sabíamos (y si no lo deberíamos haber hecho) que un acuerdo de este tipo, legalmente no se podría haber tomado hasta esta semana. Por cierto, espero y Dios quiera que lo del comprador del Ayuntamiento no sea un farol...