El culebrón SAD

Mi relación profesional con la Cultural se remonta al verano de 1973, cuando recién llegada a este periódico le hice la entrevista de su retirada a Zuazaga, aquel mítico delantero con el que se cerraba la alineación de uno de los equipos más recordados de la historia blanca. Desde entonces ha llovido mucho y las cosas se han ido deteriorando en el más histórico club deportivo de la provincia, hasta llegar a la actual situación, que es insostenible.

Los cuentos de la lechera siempre terminan mal. Y de aquellos polvos son estos lodos. Por mucho que se propongan hacer un estadio de fútbol para el ascenso no se asciende con ilusiones, sino con realidades. Convertir la Cultural en Sociedad Anónima Deportiva (SAD) fue otra metedura de pata, que en su día sirvió para huir hacia adelante. Pero si la Cultural es SAD pertenece a sus socios, no a sus abonados, aunque algunos de éstos también puedan tener acciones por sentimentalismo. Cuando las cosas empeoran llega el Ayuntamiento en plan Séptimo de Caballería, pero lo único que se ha conseguido es romper toda la cacharrería. Porque por muchos directores generales de más o menos campanillas que se contraten (buenos dineros se llevaron) no se asegura con ello el ascenso. Se asciende con trabajo, con esfuerzo, con ilusión y pasito a paso, sin echar las campanas al vuelo. Caso contrario sólo se socavan los ánimos de la afición, que ha abandonado en masa. No llegan a mil los que se sientan en las gradas cada quince días. Aunque ayer se diga que hubo 4.500 que pagaron 2 euros. ¿Cuántos años hace que la Cultural no recaudaba 9.000 euros en taquilla? Pues eso. No se puede hacer una plantilla que cuesta más de lo que se va a recaudar. Y hacerlo fiándose de las promesas de los políticos es de ingenuos. Y como el fútbol del futuro no va a volver a ser lo que fue, porque no hay dinero y el partido televisado de cada día acaba con las ganas de sentarse en una fría grada a ver muchas veces un penoso espectáculo, lo único recomendable es que las instituciones no vuelvan a entregar dineros públicos a sociedades privadas. La foto no merece la pena si te dejan colgado y sólo dicen que pagues lo que habías prometido. Por desgracia no hay millonarios que quieran perder su dinero en la Cultural. Y los que vengan querrán ganar algo. ¿Quién se lo va a dar?