Diario de León
Publicado por
VICENTE PUEYO
León

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Hay quien considera que es en la política local donde se va forjando la Política con mayúsculas. Acaso sea al revés. Es la política local la única a la que pueden ponérsele mayúsculas, la política más genuina. Yendo más allá, recordemos que polis es ciudad y que el concepto, la palabra 'política', no ha hecho sino desnaturalizarse a medida que se reconvertía en estatalismo.

Seguramente, el alcalde de Astorga, Juan José Alonso Perandones, que ha anunciado que está haciendo las maletas, no está muy lejos de esos planteamientos. Así lo avala su trayectoria que ha sido un ejemplo cotidiano de apuesta por el municipalismo bien entendido. No es cuestión aquí y ahora de abordar los pros y los contras de una gestión que abarca un periodo tan denso y prolongado sino de subrayar lo que, a mi juicio, puede quedar como rastro más visible y aleccionador de esa larga gestión.

Sin que haya quedado a salvo de las secuelas de una crisis que ha reducido de manera alarmante los ingresos ordinarios de los municipios, Astorga es hoy una ciudad más hermosa y amable con capacidad de encarar su futuro. Quizá ahí radica una de las claves: no basta con gestionar el día a día sino de tener lo más claro posible hacia dónde se va. Los técnicos hablarán de anticipación y planificación pero es algo aún más importante. Se trata de interiorizar el modelo de ciudad que se persigue y de transmitir ese esquema de futuro a los ciudadanos. La apuesta de Perandones por sacar el máximo partido al filón histórico y patrimonial de la ciudad, por reforzar su atractivo, marca una senda a seguir que no podrá abandonar sea quien sea el que ahora tome las riendas. Al contrario, habrá que perseverar en ello. Es toda una 'industria' la que está en juego: la del turismo, la de la hostelería, la de los servicios de calidad. A falta de un desarrollo industrial más vigoroso, y a la espera de esos tiempos mejores que nadie sabe cuándo llegarán, es sensato ahondar en ese yacimiento.

O jalá los que vengan perseveren en ese sano municipalismo que es también el que sabe fomentar conductas cívicas que propician el respeto a lo público. Seguro que queda mucho por hacer en éste y en otros aspectos pero la senda está marcada y su primer miliario es el del compromiso con los ciudadanos. Perandones supo marcar distancias y entender cuáles son las prioridades de hoy y de mañana. Ese es su mejor legado.

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