Diario de León
Ponferrada

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Juan Carlos Mestre se ha encontrado con Lªdo Ivo.

Lªdo Ivo existe y es un poeta viejo que vive en Brasil y que de vez en cuando deja la cara de loco con la que sale en las antologías y se sube a un avión que ata el cielo con cintas de vapor para encontrarse con Juan Carlos Mestre.

Juan Carlos Mestre es un poeta del Bierzo que cultivó hierbas en la boca de un muerto.

La boca de un muerto, sobre todo si el muerto es Federico García Lorca, es el lugar mas fecundo para vivir separado del rumbo de las cosas y escribir de la nieve de los locos.

La nieve de los locos es un astrolabio muerto.

Un astrolabio muerto es lo que queda en el cielo de Nueva York cuando lo atraviesan dos almendras de fuego. Y no lo digo yo. Lo dijo Lorca y lo dice Juan Carlos Mestre, que escupe carbón machacado y de vez en cuando deja la cara de loco con la que escribe poesía para buscar la compañía de Lªdo Ivo.

Lªdo Ivo esta vivo y cuando se encuentra con Juan Carlos Mestre en lugares que sólo existen en un poema de Federico García Lorca como Córdoba, siempre acaban hablando de Cavalo Morto.

Cavalo Morto es un lugar que existe en un poema de Lªdo Ivo. O al menos eso dicen las antologías.

Las antologías mienten a veces, pero con Lªdo Ivo no se equivocan.

Lªdo Ivo es un mito de las letras en lengua portuguesa y estos días se ha encontrado con Mestre -que incluyó su nombre en un poema de La casa roja - durante la octava edición del festival Cosmopoética de Córdoba, donde los dos han vuelto a hablar de Cavalo Morto.

Cavalo Morto es un lugar que nunca me he atrevido a visitar porque tengo miedo de que la poesía de lengua portuguesa me muerda en el corazón. Quienes han estado allí y han vuelto para contarlo, dicen, sin embargo, que en Cavalo Morto, un bullicio de abejas prehistóricas habita en los pararrayos y las sandías son mujeres semidormidas que tienen un manojo de llaves dentro del pecho.

Dentro del pecho, llevo una dentellada.

Y una dentellada es una almendra de fuego que te quema por dentro cuando lees los versos que Juan Carlos Mestre escribió una vez de Cavalo Morto, ese lugar que no existe, excepto en un poema de Lªdo Ivo.

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