Diario de León
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León

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E n diciembre de 2010, Stéphane Hessel, miembro de la Resistencia francesa y posteriormente diplomático y colaborador de Naciones Unidas, escribió un famoso libro titulado «¡Indignaos!» Ese libro, profundo alegato contra la indiferencia y pasividad de la sociedad, tenía como objetivo despertar y desperezar a la juventud francesa, convertirla en motor de un cambio, tan necesario como posible en el país vecino.

¿Qué ocurre en nuestro país, qué acontece en España? Vivimos sumergidos en una campaña electoral en la que los unos acusan a los otros de aquello que a su vez los otros denuncian de los unos. Corrupción, fraudes fiscales, economía sumergida, paro, expedientes de regulación de empleo en multinacionales con beneficios millonarios y un futuro negro para las generaciones venideras. ¿Hasta cuándo?

Atravesamos una crisis económica y social grave, muy grave. Tan profunda que no se recuerda una parecida, a no ser que nos remontemos al «crack» del 29. Vivimos en el país que soporta casi cinco millones de parados, una nación que saca pecho por ser el territorio de la Unión Europea con mayor número de billetes de 500 euros. Un país en el que el paro juvenil roza el 45%. Tenemos la generación más preparada de la Historia, y sin embargo, los jóvenes de hoy nos vemos obligados a emigrar porque aquí no hay futuro. Ya ni siquiera llegamos a ser «mileuristas», nos damos con un canto en los dientes si conseguimos una beca en prácticas en una empresa al terminar nuestros estudios por quinientos euros al mes.

De nada sirve nuestra condición de licenciados universitarios, nuestro máster en no sé qué, nuestro doctorado en no sé cuánto. Somos en realidad carne de cañón de esa sociedad de mercado que describe José Luis Sampedro, antiguo Catedrático de Economía de la Universidad Complutense de Madrid. Somos hijos de parados o de funcionarios que ven recortado su sueldo mientras una conocida política de nuestro país cobra casi cuarenta millones de pesetas al año porque «trabaja el doble que el resto», mientras los eurodiputados viajan en clase «business» debido al estrés que soportan, mientras la sangría de dinero público aumenta cada vez más, repartida entre coches oficiales y dedicaciones exclusivas. ¿Hasta cuándo?

En algo más de una semana, tendremos la oportunidad de decidir con nuestro voto a nuestros alcaldes y presidentes de las Comunidades autónomas. No importa que haya más de setecientos casos de corrupción abiertos como causas judiciales hoy en día en España. No importa que más del 70% de los imputados por corrupción fueran renovados en sus cargos en las elecciones pasadas. La política es blanco o negro, tú eliges, tú votas. La democracia es eso, pasan cuatro años, eliges una papeleta y la introduces en una urna. «Vota, idiota», nos decían en el pasado. ¿Es ésta la democracia que queremos? ¿Es éste el país en el que queremos vivir? ¿Son éstos los políticos que nos gustaría que nos representen? ¿Ésos mismos que utilizan los ERE para colocar a afiliados de sus partidos que nunca han trabajado en la empresa que realiza dicho expediente? ¿Hasta cuándo?

La respuesta está en nosotros. Podemos elegir quedarnos sentados en el sofá, podemos decidir seguir quejándonos de lo mal que va el país tomándonos unos vinos en Fernando Miranda o unos cortos por el Húmedo. Podemos seguir viendo las noticias y maldiciendo cuando aparece un nuevo caso de corrupción. Podemos seguir permitiendo una democracia pasiva, donde tu voto, cada cuatro años, es lo más importante. Porque tú decides, tú votas.

Pero es hora de llevar esa rabia, esa impotencia, ese cansancio generalizado en nuestra sociedad, a la calle. Por eso este año han surgido diversos movimientos ciudadanos, con el objetivo de gritar en la calle lo que nos come por dentro. Dentro de esos grupos sociales, se encuentra el movimiento «¡Democracia real ya!» Cansados de los mangoneos políticos, hartos de las barbaridades económicas de los bancos y las empresas, de la corrupción, de las especulaciones, de los paraísos fiscales y de ese largo etcétera del que nos quejamos día a día. Por ello se han preparado una serie de manifestaciones en más de cuarenta ciudades españolas. ¿El objetivo? Reclamar públicamente un cambio de rumbo a los poderes políticos y económicos.

Es posible que pienses que esta manifestación, que se iniciará en León el domingo 15 de mayo a las 18 horas en la Glorieta de Guzmán el Bueno, no sirva para nada. Que los políticos seguirán actuando como hasta ahora, que los bancos seguirán especulando, que las empresas seguirán echando gente a la calle a pesar de sus miles de beneficios. Sin embargo, resume nuestra idea Federico Mayor Zaragoza, «ha llegado el momento de superar los límites de lo posible y hacer realidad mañana muchos imposibles de hoy. Disponemos de conocimiento y de, por primera vez en la Historia, posibilidades de participación no presencial y movilización ciudadana. La diferencia entre evolución y revolución es la «r» de responsabilidad».

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