Entre Chacón y Rubalcaba

Cuentan en los aledaños del PSOE que el vicepresidente Rubalcaba no tiene ninguna gana de enzarzarse en unas «primarias» para ser elegido sucesor de Zapatero. De ahí que quienes le quieren como sucesor no dejen de repetir que el PSOE no puede continuar desangrándose ahora con unas primarias. Dicen, con cierta razón, que ni el país ni el PSOE están ahora para que dos, tres, cuatro, los que sean, candidatos se dediquen a discutir sus programas y a exhibir el músculo de sus cualidades para poder hacerse con el santo y la seña de su partido.

Ya digo que pueden tener su parte de razón quienes esgrimen este argumento, pero en realidad lo que quieren es apartar de la carrera a Carme Chacón, hoy por hoy la «otra» candidata en la sombra a suceder a Zapatero. Por eso, hay quienes están empeñados en convencer a la ministra de que espere, de que su tiempo aún no ha llegado, que es joven y puede esperar, y que al PSOE lo que ahora le conviene es tener al frente a un «peso pesado», alguien ya con largo recorrido para poder afrontar las dificultades actuales. O sea, que la piden que se sacrifique, que no dé la batalla, que espere a tiempos mejores.

A mí, esto me recuerda a los meses previos a que se celebrara el congreso en que Rodríguez Zapatero fue elegido secretario general del PSOE. Entonces, muchos «seniors», entre ellos el propio Rubalcaba, intentaban convencer al joven e inédito Zapatero que esperara, que permitiera a José Bono ser secretario general y que él asumiera la portavocía en el Congreso. Era un buen trato, decían, y, además, añadían que Zapatero era joven, tenía tiempo para llegar. Ahora la historia se repite con la ministra Chacón. Quieren que pacte con el vicepresidente Rubalcaba, que admita que él sea número uno y ella la número dos. La pregunta es si Carme Chacón se dejará convencer por esos cantos de sirena, por quienes van a apelar a su patriotismo de partido aduciendo que el PSOE no está para aventuras.

Es de esperar que el próximo sábado, cuando se reúna el Comité Federal del PSOE, los asistentes sean capaces de hablar con sinceridad, de decir dentro de la sala lo que dicen fuera, de hacer autocrítica en voz alta, e incluso de pedirle a Zapatero que ponga final a la agonía que padece el PSOE, adoptando decisiones que pueden pasar desde la convocatoria de elecciones generales, a la de dimitir y dejar a otro en su lugar. Pero ¿se atreverán? ¿Serán capaces de decir a Zapatero cara a cara lo que, insisto, muchos dicen off the record?

Si los actuales dirigentes socialistas pudieran desdoblarse y como en una película de ciencia ficción de ver, como si no se tratara de ellos, la situación de su partido y la suya propia, entonces se darían cuenta de que hay cierto patetismo en la imagen que dan. Decía el propio Zapatero que el PSOE ha sabido ganar y que sabrá perder. Pues eso.